¿Por qué tanta infamia?
No me merece otro calificativo la actitud del gobierno de este país y en particular el de nuestro estado, ya que son extraordinariamente beligerantes y dolosamente irresponsables al desatender el problema tan grave que padece la sociedad mexicana y de la
Más grave la zona metropolitana de la ciudad, sin ni siquiera advertir la más mínima atención tanto del gobierno federal como estatal de enfrentar esta problemática que de seguro es por la complicidad en la criminalidad, como dijo el gobernador del estado, desde hacía ya tiempo, próximo a cumplir un año, en que reconoció la infiltración de la delincuencia en la Fiscalía General del Estado y a la fecha no ha habido noticia alguna de que se haya escuchado o detenido aquellos delincuentes que reconoció cohabitan en la Fiscalía General del Estado, con toda impunidad e indiscutible protección del mismo estado como consecuencia de la coparticipación de las autoridades estatales.
Pareciera que tanto el presidente como el gobernador del estado padecen de una severa esquizofrenia pues su respuesta a los señalamientos de la criminalidad desatada durante esta administración que si bien es cierto, ya dejaron de inculpar a las administraciones pasadas, el presidente con su sarcasmo hiriente, inmoral, irresponsable, doloso, que lo menos que ha dicho la semana pasada, por el reclamo de los médicos del país y sus críticos al contrato de quinientos médicos cubanos, muy espontáneamente y haciendo alarde del poder que irresponsablemente detenta, públicamente los mando al carajo, término que no es idóneo para quien debería ser un estadista al representar al estado mexicano ante el contexto mundial, de lo que todos los mexicanos padecemos pena ajena por la beligerancia tan vulgar y corriente del presidente. Enrique Alfaro, no se queda atrás ante su cacicazgo desmedido ya que somete al Poder Judicial como al Congreso del Estado, en el que tenía la sociedad jalisciense toda su esperanza en esa mayoría femenina que ahora lo integra y que de seguro le van autorizar un nuevo crédito para la línea cuatro, la que está obligado a costear como lo hizo con la línea tres el gobierno federal, ahora se pretende por el gobierno, endeudar al estado por un largo tiempo sin ser su competencia .