El Occidental

EL OTRO ROSTRO DE LAS MUJERES

Su fe está en que saldrán libres, donde aprovechan el tiempo para aprender oficios, trabajar y estudiar la primaria, secundaria, preparator­ia y licenciatu­ra

- ROSARIO BAREÑO DOMÍNGUEZ

Su vida transcurre tras las rejas, donde día a día esperan un milagro de poder salir libres, reconocen que están por un delito que cometieron, así las llevaron las circunstan­cias que tenían en su momento, pero también está quien no participó y aún así las detuvieron y les dictaron una sentencia mayor que a los autores intelectua­les y materiales y no la juzgaron con perspectiv­a de género.

Un común denominado­r en lo citado en las entrevista­s realizadas por EL OCCIDENTAL al interior del Centro de Reinserció­n Femenil del Estado es que fueron torturadas y violentada­s (al ser detenidas).

El sistema penal como ellas dicen las ha hecho mujeres fuertes, resiliente­s y sororas, apoyan a quien se encuentra mal. A pesar de estar privadas de su libertad en el reclusorio femenil sus sueños y metas tratan de realizarla­s, como terminar la primaria, secundaria, bachillera­to y cursar la licenciatu­ra en Derecho.

Erika, Karina, Norma, Carmen y Edith con diferentes edades, procesos, formas de pensar pero con un anhelo de salir libres y estar con sus familias, se sienten

mujeres fuertes, que sí les llega a ganar la ira, la impotencia, la tristeza y la depresión, pero aún así aprovechan lo que el sistema les ofrece: concluir sus estudios, aprender oficios y trabajar.

ERIKA, TRUNCÓ SU DESEO DE UN DOCTORADO Y SER MAMÁ

Erika, hoy de 40 años, fue detenida cuando tenía 24 años, le dieron una sentencia de 50 años, de los que lleva 16 años de reclusión por un delito de alto impacto.

Es licenciada en Filosofía y Letras, egresada de la Universida­d de Guadalajar­a y cuando sucedieron los hechos trabajaba en Autlán para la Universida­d Pedagógica Nacional. Sus sueños de ser mamá a los 33 años y terminar un doctorado a los 40 años quedaron truncos. Estuvo a cargo de la biblioteca del reclusorio por 14 años, hoy tiene una beca de la Secretaría de Cultura para convertirs­e en biblioteca­ria y está encargada de corrección y estilo de as historias de sus compañeras en el libro que escriben.

Una mala decisión la llevó a estar presa, su error fue callarse, “estaba demasiado enamorada, era una relación muy fuerte, muy destructiv­a que después se volvió tóxica, de regresar, separarnos. Hubo violencia emocional”. A su ex pareja lo conoce en una campaña política, él tenía cargos en el sistema de justicia penal. A él nunca lo detuvieron y en la carpeta de investigac­ión involucran a dos hombres y a ellos les dan 40 años. ”Lo que se me hace descabella­do en este asunto es que ya tenían carrera delictiva”.

Al principio no sabía que tenía actividade­s delictivas o una carrera delictiva, porque el hombre tiene profesión, una doble vida, él tenía injerencia en la política, “en apariencia era una persona honorable. Yo pensaba el del problema es él y a mi no pueden inculparme”.

Su detención fue violenta, los elementos antisecues­tros exigían nombres de las personas involucrad­as y sí estaban ligadas a la política. Esos golpes le dejaron secuelas en su pómulo derecho, su maxilar, la membrana de su oído caída lo que provocó que por mucho tiempo perdiera el equilibrio y aún así los partes médicos de Base 14 salían que no tenía nada.

Aunque no lo ha visto, ni lo quiere ver, considera que su expareja intervino en su proceso, ya que siempre le ponen obstáculos, no les aceptaban sus pruebas periciales, acudió a la Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS) y Corte Interameri­cana de Derechos Humanos y su caso se visibilizó, ahora ya ganó la prueba pericial de reconstruc­ción de hechos y 4 veces la prueba de Estambul. Envió una carta al entonces Presidente Enrique Peña Nieto, nunca tuvo respuesta.

Se ve libre, así lo quiere pensar porque sino se volvería loca, manifestó.

Su padre murió de cáncer, estando ella presa, fue un duelo muy duro, difícil. Su mamá es una mujer fuerte , guerrera que le dice que aproveche los matices que se le ofrece dentro del reclusorio.

EDITH ….”ME SIENTO MÁS LIBRE ADENTRO QUE AFUERA”

Edith es una madre de 36 años, con 5 años recluida, por un delito de alto impacto, la sentenciar­on a 16 años 6 meses. La trasladan de Ciudad Guzmán a este Centro de Reinserció­n Femenil, debido a que acaba de tener a su bebe que nació con paladar hendido y va a ser operado, una vez que cumpla los 5 meses, ya está agendada su cirugía. Esto se logró con la actual administra­ción del Complejo Penitencia­rio a cargo de José Antonio Pérez Juárez.

Tímida, reservada, se abstiene de adentrarse a lo que la llevó a estar privada de su libertad, sin embargo las lágrimas no las puede detener. Sólo dice “parece incongruen­te pero me siento más libre adentro que allá afuera”.

Erika la

sentenciar­on por el delito de alto impacto; su error: quedarse callada. En la carpeta de investigac­ión involucran a 2 hombres y les dan 40 años.”Se me hace descabella­do, a mi me dan 50 años”

“parece incongruen­te, pero me siento más libre adentro que allá afuera” EDITH

Estuvo unida a su ex pareja de los 17 a los 26 años y cuando ocurrieron los hechos tenía 29 años, él ya tenía su vida aparte al igual que ella. A la mitad de la sentencia debe pagar la reparación del daño por 370 mil pesos, a sus hijos y la familia de su expareja. Sus hijos de 16 y 18 año no la juzgaron, la apoyaron en todo momento y la comprendie­ron.

Lamenta y le duele mucho no estar con ellos, es lo que más anhela.

Cuando ella se estaba aliviando de su bebé, su hijo de 18 años tuvo un accidente que lo mantuvo en coma por 1 mes y 4 días. Fue una situación muy difícil no estar con él, dijo. Su hija se unió a su pareja y está embarazada de 8 meses.

Hoy tiene su pareja que lo conoció en Ciudad Guzmán, también está preso, le falta 1 año y meses por salir pero no le permiten el traslado a Guadalajar­a. Tiene video llamadas con él, es su apoyo moral.

“Me veo libre, con nueva vida, mi bebé y ms hijos”, manifestó.

Aprovecha todos los curso que les ofrecen de huertos orgánicos, literatura, así como el apoyo psicológic­o. Hoy está dedicada a su bebé. La apoyan en el reclusorio con pañales y leche. Su hijo trae una protésis que le ayuda a succionar, va muy bien en peso y salud.

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FOTOS: FRANCISCO RODRÍGUEZ Modelo humanista, las estancias de buen comportami­ento..
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Pueden disfrutar convivir con sus hijos.
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Expresan su sentir mediante un trabajo en equipo.

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