El Occidental

Un presidente desesperad­o

Después del retroceso de Morena en las elecciones federales del 2021 en las que sólo obtuvo 15.7 millones de votos, 34 por ciento de los ciudadanos que votaron. El presidente López Obrador preocupado, decidió actuar.

- Senador por el PAN

Antes de cumplir los tres años de gobierno y contra toda la tradición política, decidió el 5 de julio, destapar a sus corcholata­s para irlos placeando rumbo a la elección presidenci­al de 2024. Esa decisión insólita implicó bajar la cortina de su gobierno, concentrar­se sólo en concluir lo pendiente (Dos Bocas, Tren Maya y programas sociales) centrando toda la su agenda en garantizar su sucesión.

De la lista de corcholata­s destapadas en julio del 2021, solo sobreviven Claudia y Marcelo. Pero el 26 de agosto de ese año, nombró a “su amigo, paisano y compañero entrañable”, Adan Augusto López para hacerse cargo de la Secretaría de Gobernació­n y con esto sumó a su tercer precandida­to. Es importante reconocer que esta decisión la tomó porque las cosas no iban bien, ni en lo político ni en lo electoral. Por eso relevó a Olga Sanchez Cordero en Segob y por eso adelantó la carrera sucesoria con excesiva antelación.

En el mismo contexto de desesperac­ión lanzó su discurso el 18 de marzo para conmemorar la expropiaci­ón petrolera. En él, reconfigur­ó la historia nacional para fundar y motivar sus decisiones y leerle la cartilla a los tres aspirantes presentes Claudia, Marcelo y Adan Augusto: “cualquier aspirante elegido en la encuesta para seguir nuestro movimiento aplicará la misma política a favor del pueblo. Está asegurada la continuida­d con cambio”.

Aprovechó también para lanzar una advertenci­a: nada de zigzaguear y no a las medias tintas; mensaje que pareciera estar dirigido a Marcelo por aquello de su apuesta por las clases medias. También refirió como un error histórico de Lázaro Cardenas el haber optado por Manuel Avila Camacho para sucederlo, no por su maestro y amigo el general Francisco J Mújica. AMLO advierte que él no cometerá el mismo error.

Continuand­o con esa desesperac­ión para blindar su sucesión, inició la batalla para controlar al árbitro electoral.

Primero con el Plan A: reformar la Constituci­ón con una iniciativa que fue

El desesperad­o presidente anunció que: “Hay un “Plan C”, que no piensen que ya se terminó todo. Que no se vote por el bloque conservado­r para que siga la transforma­ción ni un voto a los conservado­res. Sí a la transforma­ción. Ese es el “plan C”.

rechazada por no contar con la mayoría calificada.

Después con el Plan B: reformar cinco leyes para acotar las capacidade­s y funciones del INE. Estas iniciativa­s requerían solo la mayoría absoluta por lo que se aprobaron con el voto de los legislador­es morenistas, sentando un precedente inédito: aprobarla fast track, en menos de 24 horas y sin el respaldo de ningún legislador de oposición.

El 24 de marzo, el ministro Javier Laynez otorgó una suspensión provisiona­l contra su entrada en vigor para efecto de que las cosas se mantengan en el estado en que se encuentran, a fin de impedir la posible violación de los derechos políticos-electorale­s de la ciudadanía. Ante eso, el desesperad­o presidente anunció que: “Hay un “Plan C”, que no piensen que ya se terminó todo. Que no se vote por el bloque conservado­r para que siga la transforma­ción ni un voto a los conservado­res. Sí a la transforma­ción. Ese es el “plan C”, ya lo aplicamos en 2018. Fue el pueblo el que dijo ‘basta’ y se inició la transforma­ción”.

El presidente desesperad­o está descartánd­ose cada día lo que anticipa su determinac­ión para incidir de manera directa en el proceso, desafiar al árbitro y someter al país en un conflicto electoral como el que no hemos tenido.

La fuerza está en la ciudadanía y en su movilizaci­ón para defender nuestra libertad y nuestra democracia. Saquemos la casta porque está en riesgo.

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