El Sol de Bajío

Dieron gracias al Señor de la Clemencia en El Zapote

- Ana Medina

Dar gracias al Señor de la Clemencia, por los milagros concedidos durante muchas décadas a todo el que ha confiado en él, es el motivo de que los cristianos se reúnan en la parroquia ‘La Asunción de María’ del barrio del Zapote, cada primero de enero.

Durante la fiesta y la verbena popular, en donde gente de Celaya y de otras comunidade­s, aprovechan­do el día de asueto, se acercaron a la sagrada eucaristía para agradecer un año más de vida, convivir con sus familias, bailar con la música ambiente, deleitarse con la presentaci­ón de los danzantes, y subir a los más pequeños a los jueguitos que se encontraba­n desde temprano en el lugar.

Pedro Guzmán, refirió que es una tradición que cada año se festeje a Cristo en su advocación a la Clemencia, ya que ha realizado muchas maravillas en cada uno de los corazones de los que en él confían, así como innumerabl­es milagros, de los cuales, algunos de ellos han sido a su favor.

“El Señor de la Clemencia me ha concedido muchos milagros, me ha dado salud cuando lo he necesitado, siempre me ayuda cuando se lo pido. Dios a través de los diferentes párrocos une más a la feligresía y nos ayuda a salir adelante en todas nuestras dificultad­es”.

“Esta celebració­n significa un gran orgullo para mí, estoy muy motivado en continuar participan­do. No existen las palabras para expresar las maravillas que el Señor ha hecho por nosotros”.

Benjamín Villanueva, expresó su gratitud a Dios por todos los favores concedidos a su familia, “el Señor ha sido misericord­ioso con todos, no duda en ayudar a quien lo necesite, él nos ama y lo demuestra cada día. Yo lo he visto con mi familia, nos ha ayudado cuando lo hemos necesitado”.

“Su fiesta es una tradición popular del barrio, me siento muy orgulloso de formar parte. La verbena que se organiza es para recaudar los fondos que necesitamo­s para pagar a los danzantes, músicos, mariachis, la renta de las sillas, entre otras cosas. Las personas de los diferentes grupos parroquial­es participan, como ofrenda y acción de gracias por los milagros del Señor de la Clemencia”.

Virginia Bolaños, por otro lado, manifestó su entusiasmo al celebrar a Cristo el primer día del año, “es muy hermoso trabajar y servir a mi Señor, para mí significa una gran alegría comenzar el 2018 con su fiesta, es lo mejor que puede pasar en esta ciudad. Poner a Celaya a sus pies para que continúe con sus milagros”.

“Él nos ha dado el don de la vida, ese es el mayor milagro que todo el mundo tiene. Estoy muy agradecida con él, porque hace años, me golpearon muy fuerte y casi pierdo la vida, pero Cristo con su infinita misericord­ia me sanó y aquí me tiene hasta el fin de mis días a su servicio”.

Belén Vargas, explicó que el Cristo de la Clemencia, la salvó de una muerte segura, por lo que le da gracias eternas, “tuve un derrame cerebral, el Señor me levantó, gracias a él, aquí sigo. Después, mi hijo cayó en las adicciones, me acerque a su capilla con mucha confianza para que me hiciera otro milagro, y así fue, ahora mi hijo está curado sirviendo a Dios. Doy a todo el que puedo, testimonio de su infinito poder. Quiero que confíen en su misericord­ia, acudan a visitarlo porque les traerá muchas bendicione­s, le estaré eternament­e agradecida por todas sus bendicione­s”.

Laura Constantin­a, por otra parte, dijo que ha recibido muchos favores de Dios, explicó que “cuando iba a dar a luz, el parto se complicó, mi bebé y yo estábamos a punto de morir. Recuerdo haberme encomendad­o a él para que nos salvara. De rato vi un resplandor gigante cerca de mí que me dio paz. Mi bebé y yo sobrevivim­os, desde entonces doy gracias por su muestra de amor. Cuando me casé, lo hice en este templo del Zapote, por lo que le encomendé al Señor de la Clemencia mi matrimonio y mis hijos, por eso sé qué él fue quien nos salvó ese día”.

Elodia Zavala, después que su esposo le prensara por accidente una de sus piernas y los doctores le dijeran que se la tendrían que cortar, se encomendó al Señor de la Clemencia, quien le hizo dos milagros.

“Mi Señor de la Clemencia me ayudó a que sanara mi pierna para que no tuvieran que cortármela, estoy muy agradecida con él, luego me dijeron que no volvería a caminar, vine a sus pies y me hizo otro milagro, yo con mucha alegría digo: ¡puedo caminar!”.

“Estuve durante un año incapacita­da con muchos dolores, pero todos ellos se los encomendé por amor. Después de todo lo que ha hecho por mí, yo le dije: ‘Señor, el tiempo que me dejes con vida, te serviré, te daré gracias y a todos les contaré sobre tus maravillas’”.

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