RECOMENDACIONES
Comer conscientemente: en ocasiones uno no se da cuenta de cuánto come, ya sea en exceso de cantidad de densidad calórica de los alimentos.
Cocinar más a menudo en casa: da lugar a un control más estrecho de lo que se come, además de poder cubrir cualquier necesidad especial que se tenga, ya sea por gustos, intolerancias o alergias.
Evitar la carne una vez a la semana: diversos estudios aseguran que las dietas basadas en vegetales y frutas se relacionan con un menor riesgo de obesidad, hipertensión, enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo 2 y cáncer.
Consumir más frutas y vegetales: las frutas y verduras deberían ser el eje principal de cualquier alimentación saludable; son bajas en calorías, ricas en fibra, vitaminas, minerales y antioxidantes, y se han relacionado con un menor riesgo de múltiples enfermedades, sobre todo cardiovasculares.
Agua como bebida principal: conservar una hidratación adecuada para evitar la fatiga y mantener a raya el hambre; también se considera un “ahorro de calorías”, pues si se reemplaza una lata de refresco cualquiera por uno o dos vasos de agua se evita el consumo de una media de 150 calorías por lata, el equivalente a más de mil calorías semanales de media.
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