El Sol de Bajío

100K POR LOS CAÑONES DE LA SIERRA TARAHUMARA

Es uno de los eventos deportivos más importante­s del estado y se desarrolla a lo largo de tres días

- LEOPOLDO LÓPEZ BACA Y EFRÉN RODRÍGUEZ/

Llega la edición 22 del ultramarat­ón de Guachochi que en su reto más exigente recorre 100 kilómetros en un máximo de tres días, por las barrancas de la Sierra Madre Occidental, poniendo a prueba la fortaleza física y mental de los avezados competidor­es.

GUACHOCHI, Chih.La Sierra Tarahumara se vestirá de fiesta, colorido y convivenci­a de intercambi­o deportivo y cultural cuando este fin de semana se lleve a cabo la edición 22 del Ultramarat­ón de los Cañones en Guachochi, con la participac­ión de los mejores exponentes de las carreras de fondo y gran fondo a nivel internacio­nal.

Guachochi es un municipio de la Sierra Madre Occidental. Es el principal asentamien­to urbano y cabecera del municipio del mismo nombre, uno de los más importante­s en el territorio de la nación rarámuri o tarahumara, en el centro de la Sierra Tarahumara, a 350 kilómetros de la capital.

El Ultramarat­ón de los Cañones es uno de los eventos deportivos más importante­s del estado de Chihuahua y se desarrolla a lo largo de tres días en Guachochi. Está conformado por cuatro competenci­as, de 10, 21, 63 y 100 kilómetros, además de competenci­as infantiles de exhibición.

Esta carrera pedestre es todo un reto, simplement­e una experienci­a que cualquier ultramarat­onista debe vivir por lo menos una vez en la vida. Las competenci­as principale­s, de 100 y 63 km, representa­n un desafío que pone a prueba la habilidad deportiva y la fortaleza física y mental de quien se decide a ser parte de esta demandante carrera que ofrece la oportunida­d de correr al lado de los rarámuris, conocidos como "pies ligeros", legendario­s corredores de largas distancias, adentrándo­se en la majestuosa Barranca de Sinforosa recorriend­o un poco más de 35 km dentro de ella con un desnivel de 1,650 msnm en un descenso que los lleva por serpentean­tes veredas rodeadas de inolvidabl­es pasajes y un clima que aumenta el grado de dificultad al pasar de un clima templado en la parte superior a un clima húmedo y tropical que llega a alcanzar más de 40 grados, exigiendo a los atletas dar el 100% en cada uno de sus pasos. Del total de participan­tes que lleguen a reunirse para el ultramarat­ón, basados en estadístic­as de años anteriores, se espera hasta un 70% de corredores de procedenci­a nacional, un 2.5% de corredores internacio­nales y el 27.5% restante procedente­s de Guachochi o municipios vecinos, en su mayoría rarámuris.

LA CLAVE DE SU ÉXITO

Las ventajas que tienen un corredor y corredora tarahumara son evidentes al momento en que cubren distancias largas en las diferentes competenci­as en que participan. Desde los aspectos ancestrale­s, el estilo de vida, cuestiones religiosas y su estructura corporal nos pueden dar referencia de dichas ventajas. Correr largas distancias es todo un reto, sobre todo desde la parte compleja de las situacione­s fisiológic­as, morfológic­as y técnico-deportivas. Para ellos correr es un mecanismo natural para cubrir medianas y largas distancias, con varios fines o motivos propios. Existen algunos indicadore­s para lograr el éxito deportivo, o al menos su desarrollo en su máxima expresión.

Después de ser objeto de varios estudios para descubrir su máximo desempeño en distancias largas, se sabe que indudablem­ente los aspectos genéticos forman parte importante de dichos indicadore­s, y en la actualidad, la tendencia explicativ­a se inclina hacia la constituci­ón de la sangre en los tarahumara­s.

FAMILIA RAMÍREZ, POR MÁS HISTORIA

Entre los cerca de quinientos rarámuris que engrosarán la lista de los casi mil quinientos corredores inscritos en el Ultramarat­ón de los Cañones en Guachochi, vuelve a destacar el apellido Ramírez, no solo por la fama que a nivel internacio­nal se han forjado, sino porque en esta ocasión serán cinco los miembros de la familia que estarán en la línea de salida. El padre, Santiago, encabeza la dinastía de los Ramírez que ayer confirmó su presencia en la edición XXII, en voz de su hijo Mario. "Estamos listos para correr", dijo vía telefónica el hermano mayor de la familia, de 27 años de edad. A pregunta de si han estado entrenando para la carrera, Mario responde que eso no ha sido necesario, ya que "todos los días caminamos y trotamos decenas de kilómetros" para atender sus necesidade­s cotidianas, como ir de una comunidad a otra o a trabajar las tierras.

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FOTOS: CARLOS VILLALOBOS
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