El Sol de Bajío

Experiment­ar la vida definitiva

- Jesús cada domingo Por Pbro. Dante Gabriel Jiménez Muñoz-Ledo

Jesús es el don del Padre a la humanidad, por eso es pan de vida. Se convierte en nuestro alimento para que vivamos para siempre. .

Jesús quiere que experiment­emos el tipo de vida en la que Él se mueve. No es una vida paranormal, o extraordin­aria. Es una vida de continuida­d, en la que no aparecen signos de caducidad.

Por el contrario, se pueden percibir ya desde ahora, desde nuestra realidad humana, los signos de eternidad.

Los que son contrarios a Jesús, no aceptan que un hombre pueda tener vida divina.

Por eso murmuraban contra Él: “¿Cómo nos dice que ha bajado del cielo?”.

No reconocen que Dios es Padre, dador de vida, y que quiere comunicarl­a al ser humano por medio de Su Hijo.

Jesús es el don del Padre a la humanidad, por eso es pan de vida. Se convierte en nuestro alimento para que vivamos para siempre.

A nosotros también puede parecernos lejano que Jesús sea alimento para una vida definitiva.

Pero hemos de superar esa dificultad racional, aceptando que es en nuestra realidad humana donde se manifiesta el Espíritu.

Que es en nuestra humanidad, en el aquí y ahora, donde el don de Dios se hace concreto.

Hay que aceptar que en Jesús, hombre concreto, Dios se expresa y manifiesta plenamente para dialogar con nosotros y para darnos vida.

Es aquí mismo, en la persona de Jesús y en nuestra persona humana, donde nos encontramo­s con Dios.

Es aquí el lugar en el que lo aceptamos o rechazamos.

¿Alguna vez has experiment­ado vida definitiva en ti?

Intentemos estas tres considerac­iones si queremos experiment­ar ya desde ahora, la vida definitiva:

Si entendemos a Jesús pan de vida, como viático para el camino.

Elías estaba bajo el árbol de retama; después de un día entero de desierto, quería morir.

Dios lo levanta en dos ocasiones para que se alimente con pan cocido en las brasas, y agua. Y es así que puede caminar cuarenta días y cuarenta noches, hasta la montaña donde Dios aparece.

Así estamos a veces nosotros, sin aliento, y necesitamo­s de este alimento.

Nos damos cuenta que estamos al inicio de la vida definitiva, desde el viático, cuando empezamos a vencernos.

Como Elías, cuando descubrimo­s que no cualquier alimento nos sostiene y deseamos un alimento que viene de Dios.

LA VIDA EN EL ESPÍRITU

San Pablo nos previene de no manchar el sello que muestra que somos propiedad de Dios.

Ésta es la prenda de nuestra liberación.

Implica no actuar contra natura, no contra el impulso de nuestro espíritu.

Por ello hay que desterrar lo que no es de Cristo e imitar a Dios como hijos queridos y vivir igual que Cristo, que se entregó como ofrenda.

En el sentido de que penetre en nuestro flujo vital. Atraídos hacia Él por deseo del Padre Dios, recibiremo­s la vida definitiva.

Esto es posible gracias a la comunión. Pues a través de nuestra humanidad, el don de Dios se hace concreto en cada uno.

Atrevámono­s a experiment­ar, ya desde ahora, la vida definitiva de Dios.

 ??  ?? opinión
opinión

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico