Hablemos de frente
Seguimos viviendo en una sociedad donde desafortunadamente cada día seguimos perdiendo el respeto y los valores, que deben estar fundamentados principalmente en las familias.
Pero algo que sigue afectando en la manera de cómo nos comunicamos tan solo cuando nos sentamos a comer, ya no es un dialogo que debe existir por lo menos entre dos personas, es lo que nos enseñaron en la escuela que para que exista comunicación deben existir un emisor, el mensaje y un receptor, el canal es el medio físico por el que se transmite el mensaje, que es por la voz que principalmente es como nos comunicamos la mayoría.
Ahora el centro y medio de comunicación es el teléfono celular, donde nos siguen presentando diferentes modelos cada año, y en donde aparecen diferentes redes sociales, donde se comparte infinidad de información. Esto no solo se pierde comunicación verbal, sino todo el entorno se da de manera escrita, aunque las personas se encuentren sentadas de manera física ya sea la misma mesa, una sala o lugar, pareciera como si cada quién no existiera o como si estuvieran solos.
Este medio de comunicación muchas personas tienen acceso a contenidos inapropiados, acceso a la intimidad, pornografía, se vuelve cada vez más adictivo el uso de este medio, donde algunas personas tratan de “escapar de su realidad”, esto depende de la personalidad que está relacionada al uso que se hace de las redes sociales.
Las personas extrovertidas son menos propensas a reemplazar las actividades sociales por horas de estar en el chat. También se pueden tener experiencias sensoriales durante el uso del celular, cada persona percibe la realidad con distinta intensidad a través de sus sentidos, donde se aprecia que los jóvenes cada vez utilizan menos el texto y lo hacen de manera más visual.
Otro de los factores que influyen como adicción del uso de un celular o móvil es el materialismo, donde algunas personas sienten la necesidad de tener el último modelo de smartphone, iphone, ipad,y tantos medios que nos presentan diferentes marcas, esto los hace tener una mayor probabilidad de ser adictivo(a) a usarlo de forma compulsiva.
Algo que es preocupante en nuestro país, donde se siguen presentando cada día extorsiones y secuestros por este medio, pero lo más sorprendente es que los que operan lo hagan desde dentro de los mismos reclusorios, donde no solo son unas cuantas personas, sino un equipo de gente que “trabaja” haciendo este tipo de cosas. Las personas más vulnerables a este tipo de situación son los menores de edad, que pueden llegar a contestar llamadas de número desconocidos y caen de manera más fácil, aquí es donde los padres de familia deben estar muy atentos, si les permiten a sus hijos menores que tengan acceso a las redes sociales.
Algo que no debemos olvidar, es que la mejor manera de comunicarnos será siempre como dicen de frente y en persona.