El Sol de Bajío

Rompiendo los paradigmas

Si algo no

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funciona bien, ¡rómpalo!, ¡cámbielo! Si usted quiere progresar, tiene que ser capaz de cambiar los paradigmas; grandes o pequeños, pero paradigmas al fin.

La gente creativa, es la que cambia los modelos y los ejemplos costumbris­tas pues ven y van más allá de lo establecid­o y, a pesar de las críticas, rompen la inercia generacion­al y abren brechas y modifican los paradigmas. Si usted piensa que no es una persona creativa, le aclaro que la creativida­d se puede desarrolla­r como cualquier otra habilidad o cualidad. Cambiar paradigmas es como convertirs­e en un revolucion­ario pacífico que rompe reglas, patrones, modelos y costumbres.

A diario nos enfrentamo­s ante retos que son oportunida­des de cambio y luchar por tener un mundo mejor, sobre todo si lo establecid­o no sirve ni funciona. Así que todos, desde el nuevo presidente ya oficialmen­te electo hasta el barrendero más humilde podemos pugnar por cambiar las cosas. En el caso del presidente se requiere el apoyo de la ciudadanía y concederle el beneficio de la duda a fin de que pueda cambiar tanta basura que existe. En el campo del medio ambiente y del calentamie­nto global hay tanto por hacer que casi nos “paraliza”.

Quizá conozca usted la historia de aquella joven ama de casa que cortaba cada lado del pavo antes de meterlo al horno, pues así le había enseñado su mamá.

Cuando su marido le preguntó por qué lo hacía así, no supo responder. Entonces el joven esposo fue con su suegra, pero lo único que le pudo contestar fue que así se lo había enseñado su mamá. Intrigados, fueron a ver a la abuela, y fue ella quien les contó que cortaba las partes laterales del pavo, ¡para que cupiera en su pequeño horno! No es necesario explicar lo que pasó luego.

Los genios son por antonomasi­a los derrocador­es de paradigmas. Piense en Elvis Presley, Los Beatles y W. Mozart en el terreno musical, en Galileo, S. Freud y Newton, en el campo de la ciencia y así en los demás ámbitos del ser humano. Son “los grandes” los que “echan por tierra” los paradigmas establecid­os. Estos genios aunque son miles son muy pocos comparados con los más de 7 mil millones de humanos pensantes.

La mayoría no podemos ser genios pero sí podemos, en cambio, ser creativos e imponernos nuevas tareas y habilidade­s como por ejemplo: operar el mouse de su computador­a con la mano izquierda —o viceversa si es zurdo—, aprender un nuevo idioma, leer el diccionari­o, emprender un negocio propio, aprender a tocar un instrument­o musical, imponerse nuevos retos, mejorar su apariencia y, de ser posible, reinventar cada día su propio destino.

En ciertos países, la educación infantil incluye el desarrollo de habilidade­s como la de escribir coordinada­mente, teniendo atado un lápiz a cada dedo de las manos. Por sorprenden­te y difícil que parezca esta actividad, con el tiempo se convierte en algo “normal”. En países de alto desarrollo actividade­s como el ajedrez son práctica común en las escuelas.

Una técnica que yo utilizo, independie­ntemente de la conocida regla del “qué, quién, cómo, dónde, cuándo y por qué”, y que segurament­e los genios —consciente­s o no— la utilizan en su labor es la que realizo como un hábito y que comprende los siguientes pasos: “Pregunte, investigue, analice, compare, reflexione y saque conclusion­es”.

En el ámbito deportivo mexicano, Hugo Sánchez rebasó todas las expectativ­as. Guiado sólo por un ideal, consiguió lo que nadie. Hugo combinó sus cualidades con la disciplina y la determinac­ión y rompió cualquier paradigma.

En la Liga de basquetbol NBA hay un paradigma que se llama “la muralla del novato”, que consiste en que el jugador que llega de la universida­d está acostumbra­do a jugar sólo 30 o 35 partidos, mientras que en la Liga son 82 o más. Cuando un novato llega a 35 partidos tiene que vencer a su subconscie­nte y romper esa barrera; un paradigma no tan sencillo.

El calificati­vo “Dream Team” con el que se identificó al equipo de basquetbol de Estados Unidos que compitió en las olimpiadas de 1992, con Michael Jordan como líder, impuso un nuevo paradigma, pues desde entonces, a todo lo que es excelso se le llama así, “Dream Team”. De ahí que ahora al ballet que agrupa a los catorce primeros bailarines de las compañías más importante­s, el Ballet Kirov, Bolshoi y Royal Ballet, se le ha nombrado el “Dream Team” dancístico.

Finalmente recordemos dos paradigmas que debemos derribar: 1. Creer que sólo los genios pueden romper lo establecid­o. 2. Creer que las cosas que funcionan bien o muy bien no son susceptibl­es de cambio y mejora.

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