El Sol de Bajío

dar lo vital

- Jesús cada domingo Por Pbro. Dante Gabriel Jiménez Muñoz-Ledo

En nuestro mundo, después de dos mil años, en el mundo de las comunicaci­ones, encontramo­s grandes hoyos en la continuida­d de nuestra vida.

Este domingo nos encontramo­s de frente a la figura de dos viudas. Una en tiempo de Elías, en Sarepta de Sidón, y la otra en el Templo de Jerusalén. Las dos son pobres, representa­n la pobreza extrema de quienes han de ser fieles a Dios. El tema de fondo es la fidelidad a Dios. Ellas que han sido marginadas en su condición de viudez, no se han dejado corromper en su relación con Dios. Dan hasta lo último con tal de cumplirle a Dios. Dan lo más vital que poseen.

La imagen de la viuda en el templo es impresiona­nte, nos cuestiona hoy sobre el valor que damos al dinero de frente a nuestra relación con Dios. Esa viuda, que “…ha echado en la alcancía más que todos. Porque los demás han echado de lo que les sobraba: pero ella, en su pobreza, echó todo lo que tenía para vivir”, le ha quitado el valor al dinero, a los opresores y a la opresión misma. Ha llegado al templo para cumplirle a Dios. Para dar a Dios lo más importante, lo vital, cuanto tiene para vivir, porque todo es de Dios. Ha entrado para dar no solamente algo, sino su vida misma, como fidelidad.

Otras veces Jesús ha utilizado una parábola para enseñar a sus discípulos. Esta ocasión ha utilizado la más cruda realidad. Esta escena reviste a la viuda de una dignidad inamovible, la hace símbolo. Detrás de ella y su acción firme frente a los encargados del templo, se antoja la soberanía y la libertad con la que ella se conduce. Los habrá dejado paralizado­s, porque la pureza de su acción es incontesta­ble. Ella nunca se dejó corromper, y está dando testimonio de la coherencia con que vive su religión y sus relaciones con los demás. La coherencia entre su fe y su vida.

Los justos y pobres como la viuda, ante la incapacida­d de revertir ese desajuste social, voltean a Dios, hasta el límite de cuanto tienen para vivir, para no dejarse corromper. Se mantienen fieles a pesar de la injusticia, como un acto personal de vaciamient­o.

Cuando muchos dan lo que les sobra, nosotros queremos dar lo vital. Intentemos tres actitudes: 1- Hay que asumir la generosida­d

Al estilo de estas viudas, hasta el límite. Esta generosida­d no brota de la abundancia de los bolsillos, sino del corazón.

La viuda de la primera lectura, ha dicho al profeta: “Voy a preparar un pan para mí y para mi hijo. Nos lo comeremos y luego moriremos”, porque entiende que será su último alimento, ya no tiene expectativ­as de vida, llegó hasta el final de su lucha. 2 - Hay que asumir el sacrificio

Lo sacrificio­s no están de moda, pero son necesarios en la comunidad. Cristo se sacrificó de una vez para siempre por nosotros, para vencer el pecado, el mal y la muerte. Con su sacrificio le quitó el valor al sistema injusto de su tiempo, a sus asesinos, y a la muerte misma. La viuda del Evangelio igual, con el sacrificio de su limosna, le quitó el valor al dinero, a los opresores y a la opresión misma. Prefiere ofrecer el sacrificio que la libera de tanta corrupción.

La imagen de las nuevas viudas pobres o de los matrimonio­s mayores de edad, también es contundent­e en la sociedad actual. Viven sin lujos, con lo más básico. Aparecen con equipaje ligero en el viaje de la vida. Se ocupan en atenderse en sus necesidade­s mínimas de asistencia reducidos a un pedazo de casa, si acaso una habitación con baño, porque han dado todo para sus hijos. Ellos ya no esperan nada de ellos, se encuentran en el límite y esperan todo de Dios.

3- Hay que asumir la fidelidad

Porque más allá de la institució­n corrompida, está sucediendo una profecía y el misterio de Dios. El dinero no es una categoría de salvación, por eso no cuenta en nuestra relación con Dios.

Asumir la fidelidad, implica la opción por Dios en cualquier circunstan­cia. Servir de contraste en medio del mundo, para que se note que somos de Dios. ¿Cuántas veces le hemos quitado el valor al dinero? ¿Cuántas veces estamos dando lo vital? La buena noticia de este domingo, es que podemos hacerlo, podemos ser fieles a Dios, vivir con coherencia nuestra fe y nuestra vida.

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