Pintas son un recordatorio
¿Qué hacer con las pintas en el Ángel de la Independencia? esa es una pregunta que está en el debate público desde el 16 de agosto, cuando en medio de las manifestaciones por la violencia en contra de las mujeres, un grupo de feministas pintó el que es, quizás, el monumento más icónico del país.
Para María de la Luz Estrada, quien es coordinadora del Área de Violencia de Género de Católicas por el Derecho a Decidir, estas pintas deben de ser un recordatorio de las agresiones que cada día sufren las mujeres en nuestro país, por lo que deben de quedarse hasta que el gobierno dé avances en sus políticas contra este mal social.
“Que se pudiera mantener, no como un antimonumento, sino como una manera de que el gobierno, de que la propia ciudadanía pueda pulsar para ver cómo van todas estas medidas que anunció el gobierno capitalino para prevenir, atender y sancionar la violencia contra las mujeres. No se va a terminar, peros e puede medir el sentir de la ciudadanía”, dijo.
El debate sobre si restaurar o no el Ángel de Independencia está en el aire. Mientras que los colectivos feministas defienden la acción, otro grupo de la sociedad lo condena bajo el argumento de que no se puede acabar con la violencia con actos violentos.
Luz Estrada entiende esta postura y la respeta, pero contrargumenta: ¿acaso no es más valiosa la vida de una mujer que cualquier monumento, por más icónico que sea?
“Se pinta y se coloca porque es importante colocar la gravedad de la violencia, y para muchos era más grave pintar un monumento a que maten a una mujer” comentó.
Como parte de su trabajo de activismo a favor de las mujeres, platicó, le ha tocado ver muchos casos donde las víctimas quedan, literalmente, destrozadas, y tanto ellas como sus familias deben de afrontar el dolor sin que nadie muestre indignación en contra de sus victimarios.
“Hay una molestia muy profunda donde el Estado no acaba con el problema, sigue reproduciendo una violencia institucional, con sus actitudes machistas y seguir acusando a las víctimas, que fue lo que enojó a estos colectivos, y no hay tanta indignación por esto que está pasando”, reflexionó.