EL EDÉN, MINA ENTRE LA HISTORIA Y LA DIVERSIÓN
Túneles, misteriosas galerías, puentes colgantes, leyendas tenebrosas, un museo y la única discoteca subterránea del mundo, es lo que ofrece
COSTO: 100 pesos por persona HORARIO: Todos los días de 10 am a 6 pm
Un viaje fascinante a las profundidades del pasado y un deslumbrante vistazo al peligroso trabajo de extraer piedras preciosas, es algo de lo que ofrece la mina El Edén, experiencia obligada para quienes visitan Zacatecas.
Túneles, misteriosas galerías, puentes colgantes, leyendas tenebrosas, un museo y la única discoteca subterránea del mundo, se encuentran en este recorrido a 380 metros de profundidad.
El Edén fue una de las minas más ricas de la Nueva España, descubierta en 1586 y ubicada prácticamente en lo que hoy es el centro histórico de Zacatecas, ciudad declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO.
Luego de 380 años de vida productiva, generación de riqueza y de la muerte de incontables mineros, la extracción de metales preciosos se detuvo para el año de 1960. Sólo 15 años después, la mina comenzó a recibir visitantes.
"La Mina de Quebradilla del siglo XVI no tiene nada que ver con la que conocemos hoy como la mina El Edén", expresa el historiador zacatecano Bernardo del Hoyo Calzada al hacer un breve recuento sobre este lugar.
Aunque aún contaba con minerales para hacerla costeable, a mediados del siglo pasado la mina trabajaba ya muy poco, debido a la cercanía de la ciudad y a las recurrentes inundaciones. El historiador recuerda que al ver el potencial de este lugar, fue acondicionado para ser visitado sin riesgo y fue en 1975 cuando se abrió al público en general.
EL RECORRIDO Y LA LEYENDA
La aventura en la Mina El Edén comienza en un tren que atraviesa el largo socavón de La Esperanza. Después, en la penumbra y el frío del subsuelo, comienza el recorrido a pie que, en total, tiene una longitud de más de 400 metros.
Una de las primeras paradas es el famoso Museo de las Rocas y Minerales. En
otros puntos los visitantes pasan casi hombro con hombro con varias figuras a tamaño natural de los mineros en plena jornada de trabajo.
En algunos de los túneles existen puentes colgantes que conducen a pasadizos donde todavía es posible ver el brillo que despiden los metales que no alcanzaron a ser extraídos. Uno de estos pasadizos lleva a un altar dedicado al Santo Niño de Atocha, a quien los mineros siguen encomendándose.
Uno de los momentos más memorables del recorrido, es la narración de la leyenda del minero Roque. Según lo narra Daniel Jara, guía de la mina, Roque era un trabajador muy conflictivo y ambicioso. Un día se encontró una gran roca de plata y para no compartirla, la escondió para recogerla al final de la jornada. Cuando fue a buscar su tesoro no pudo encontrarlo y desesperado comenzó a blasfemar. Entonces, como castigo divino, hubo un derrumbe que lo sepultó; su cuerpo nunca fue recuperado.
Quienes visitan el Edén pueden ver en un muro de la mina, el rostro petrificado de Roque, con su casco puesto y con la boca abierta como pidiendo ayuda. Daniel Jara cuenta que si alguien encuentra la valiosa piedra, deberá compartirla o de lo contrario, tomará el lugar del minero Roque en las profundidades de Zacatecas.