¡En marcha ciudadanos!
El INE, es un organismo que debe prevalecer, mejorando sí, no con una regresión a tiempos autoritarios, con todo y lo simpático que resulte su promotor, para causas sociales, aunque es cierto que con medidas electoreras. El fondo, no tanto lo que cuesta, eso se resuelve con medidas de optimización administrativa, y menos con manotazos que se nutren de la desinformación popular.
Es paradójico que los cambios sustanciales de lo electoral, hasta antes de esta propuesta, nacieron y se nutrieron desde la oposición, tanto de las llamadas izquierdas, como de la derecha. Cómo olvidar al Maquío, a Ibarra de Piedra, al Ing. Heberto Castillo, y a los que viven todavía, como Cuauhtémoc Cárdenas, a tantos ciudadanos que apoyaron en 1991-96, desde sus trincheras particulares, que el Ejecutivo y Gobernación, por fin salieran del control electoral, lo que mermó ciertamente la hegemonía del PRI. ¡Y ahora, en MORENA (Con lo que demuestra ser hijuela del viejo régimen), quiere volver al sistema centralizado! De nada serviría haber transitado a una mejoría democrática, sí, con todo y sus defectos, es mejor que la de antaño. Eso es de lo que tanto se quejaba el actual preciso, pero, lo añora. Vaya pues, con tanta contradicción.
Mañana (hoy, al leer estas líneas), será la marcha “Al INE, no se le toca”. Con la picardía presidencial, de que quienes apoyan el respeto a la Institución Electoral, son “fifís, conservadores y hasta el colmo, los artífices del fraude electoral”; y entonces uno de los responsables del fraude de 1988, con “la caída del sistema”, que cobija muy bien el mentado inquilino forzado del Palacio: Manuel Bartlett, tan campante. En fin.
Por otra parte y de más impacto y preocupación local, el edema de la Inseguridad Ciudadana, que estos últimos días, se acrecentó aquí. Luego, al estilo personal del inquilino forzado del Palacio Nacional, anunció tal programa de “Seguridad Ciudadana” enarbolando su frase aquélla de “Abrazos, no balazos” que finalmente, dada la percepción y desconfianza ciudadana y la falta de seriedad en el tema, se desvirtuó lo que pudo ser un éxito político, en una pifia más.
El hecho de que desde la autoridad más álgida, como lo es el presidente de México, hasta el último Edil Municipal, pasando
obviamente por los Gobernadores, ninguno le entra al baile, con el pie derecho. Las razones pueden ser varias, desde el natural temor, o la ignorancia, o los pretextos sobre competencia territorial o de fueros, o simplemente el desdén hacia los ciudadanos y demás habitantes de cualquier punto geopolítico.
Hoy, la sociedad se duele de los hechos: Un desbordamiento delincuencial en estos días de la semana que termina. Y los ciudadanos nos preguntamos, ¿Y la GN, o el Ejército y/o la policía? Llegan a toro pasado, si es que llegan. Nunca antes y no es que deban adivinar, sino que se supone -y hay millones de pesos, que reciben para el C-4, o de un sistema de inteligencia policial o militar- que tienen información previa, claro sin contar a la Guacamaya parlanchina, que los pone al descubierto; ni menos las muchas cámaras de vigilancia, para impedir a tiempo tanto “des-mother.” Y cuando le preguntan al que debe ser responsable en lo municipal, dice simplemente “todo está bajo control, ya Celaya está como se acostumbra” (No se rían, que es serio). ¿Se debe entender que la costumbre es el caos? Entonces: ¿Hay otro gobierno paralelo aquí? ¿En dónde está el “piloto” (El preciso municipal)? ¿Por qué se ha cerrado la puerta a la participación cívica en ese rubro de la “seguridad ciudadana” (Sí, entrecomillas, por inexistente en los hechos efectivos).
LA CONDICIÓN SINE QUA NON: ¿Y la marcha para que las autoridades responsables de no poder con la delincuencia, dejen el cargo? Hoy estamos en favor o, en contra, de la marcha en favor del INE, lo cual debe celebrarse desde la perspectiva de la simple participación cívica. No olvidemos que grandes cambios empezaron por una marcha cívica; pero el gran responsable será el PRI, o lo que queda, para atajar formalmente ese intento de regresión a un pasado autoritario en que desde el centro se controlaban las elecciones.