He guisado al dolor
ESCRITORES DE...
El dolor sabe a vida se guisa en la tristeza a fuego lento sobre la leña del amor con limón y sal.
Debe reposar en soledad, se deja enfriar por la noche para que no tenga un sabor amargo se acompaña con lágrimas, una salsa tatemada y tres tortillas hechas a mano. Puede agregarse media taza de felicidad con dos cucharadas de resignación, media cabeza de ajo y una pizca de melancolía; cuando esté completamente cocido se sirve en el plato de la memoria. El dolor sabe agridulce para un paladar maduro con buen gusto por la vida, recomiendo comerlo en cualquier hora.
Sin necesidad de receta y mucho menos de cocina he guisado al dolor en la simbiosis de mi poesía. Derechos reservados