La marcha en defensa del INE
La expresión ciudadana del domingo pasado fue un éxito si consideramos que la marcha en apoyo al Instituto Nacional Electoral, INE, se realizó en paz en la capital del país y en muchas ciudades de la república (tuvo réplicas en casi todos los estados).
La pluralidad de ideas, de voces y de formas de gobernar son esenciales para el sistema democrático. No obstante, me llamaron la atención dos peculiaridades: (i) la presencia de políticos acompañando a sus electores y simpatizantes y (ii) la consigna principal, también exclamada en espacios legislativos federales: «El INE no se toca».
Desde el período presocrático, Heráclito sostenía que el fundamento de todo está en el cambio incesante.
Los fundamentos del Derecho también refieren que las normas, al tratarse de una creación de la sociedad generadas por el poder público, también son dinámicas y se actualizan en la medida necesaria, según las exigencias democráticas.
En ese orden de ideas, me parece que el INE y su andamiaje normativo sí es susceptible de tocarse, de actualizarse, de perfeccionarse.
Ahora bien, pueden cuestionarse, ciertamente, el cuándo y el qué, es decir, el momento en que se pretenden modificar las reglas electorales, con una cercana elección federal y, por tanto, próximo a iniciarse el proceso electoral; y las reglas en sí mismas, la materia de las modificaciones propuestas.
La iniciativa de reformas presentadas por el titular del Ejecutivo federal, origen de la manifestación, pretende modificar reglas no solamente del INE, sino del sistema político, pues plantea la supresión de curules y escaños que hoy se otorgan a la luz del principio de representación proporcional, más comúnmente conocidos como diputados y senadores plurinominales; pretende reducir el financiamiento público a los partidos políticos; pretende reducir al mínimo las instancias electorales locales, tanto administrativas como judiciales; y también pretende modificar la composición y la forma de integración del Consejo General del INE, consigna principal de la marcha.
Me parece necesario cambiar algunas reglas y fijar criterios para su aplicación, pues resulta desmotivante para la democracia misma y para los electores, que algunos partidos políticos elijan infringir la ley en vez de cumplirla a sabiendas que la multa a que se harán acreedores es muy barata.
La manifestación ciudadana que vimos el pasado domingo es una muestra de que sí es posible ejercer derechos y crear contextos de exigencia.
En ese sentido, resulta muy interesante lo que viene en torno al tema: las subsecuentes fases del proceso legislativo, y la discusión natural que debe haber en democracia; una discusión informada, fuera del orden legislativo y una discusión responsable, en las instancias parlamentarias. En todo caso, con respeto, tolerancia, apertura y con ánimo constructivo y de mejora.
Bienvenido el ejercicio de derechos ciudadanos, como el de la protesta social en su vertiente de marcha a que he hecho referencia.
Habrá alguien que pueda definir la democracia en un mundo tan convulso y contrariado como el nuestro?, de ser así, me encantaría escucharlo; tal vez funcione la marcha, tal vez no, tengo mis serias dudas, pero como dijo Ghandi: ´Mañana, tal vez tengamos que sentarnos frente a nuestros hijos y decirles que fuimos derrotados. Pero no podremos mirarlos a los ojos y decirles que viven así porque no nos animamos a pelear´ y ahora sí, ni el mundial de Qatar nos puede hacer felices ante tanta contradicción.
Pues el hecho de que la famosa oposición no se haga escuchar en las Cámaras defendiendo a sus representados da mucho que pensar, en fin, mientras esto sucede, vemos que las exitosas sirenitas del equipo mexicano de natación para personas con Síndrome de Down triunfaron a nivel mundial, tal vez, por no contar con ninguna clase de apoyo por parte de nuestras autoridades y mientras ellas ganan, el partido del poder y en el poder atacándose y dividiéndose sin mucho importarles que las tasas de interés suban y suban y el balance de riesgos continúe sesgado al alza por el comportamiento de la inflación subyacente.
Así que, a pagar tarjetas de crédito y adeudos si no queremos vernos más enredados de lo que ya estamos preguntándonos si la vida nos alcanza para el siguiente trago y por más que busco en mi archivo, no encuentro ni el más mínimo cabello o huella digital que me indique en dónde diablos quedó el México en que crecí, me pasa con los recuerdos lo que con los libros que leí, en ocasiones creo son inventos de mi fantasía y en otras me doy cuenta que la realidad rebasa, en este momento, aquello que vivimos, tal vez por tanta comunicación o por tener más ¨likes¨ en los medios sociales.
Pero de que algo no anda bien, no hay duda….. a saber cuál fue mejor o menos
La manifestación ciudadana que vimos el pasado domingo es una muestra de que sí es posible ejercer derechos y crear contextos de exigencia.
malo, lo que no entiendo es que las fiestas infantiles se han convertido en casi casi, salones de baile donde los papás ponen a sus pequeñas hijas contoneándose como bailarinas de burdeles para ver quién, a su corta edad, gana más likes en los medios de comunicación sin percibir el peligro al que las están llevando, olvidando el divertido dale, dale, dale a la piñata con dulces y niños cantando, tal vez los niños del mundo deberían gritar recójanme y sálvenme haciendo que los padres recuperen la conciencia de lo propio y lo inapropiado, aunque eso sí ojalá estos niños como nosotros, puedan decir en esos recuerdos de antaño ¿quién nos quita lo bailado? Y no quien nos bailó, sin cuestionar deseamos sean tan felices como nosotros lo fuimos.
A pesar que en este momento pareciera que aquel recuerdo se ha transformado en sollozante imagen de bellos recuerdos que parecen encontrarse en un reducto inalcanzable, aun así, en esta nueva mañana despierto ilusionada pensando que la marcha funcionó y mi México cambia haciendo de cuenta que el mundo marcha y la gente es feliz con o sin permiso y las mariposas amarillas de Macondo vuelan alegres por el renacimiento de la integridad y la lealtad, del amor y el respeto entre los ciudadanos y nos comportamos como Adán y Eva antes del pecado original sin tener que morder la manzana de la discordia, ni escuchar agravios cada mañana evitando el pecado y la santidad que nos recuerden a la muerte encaramada.