El Sol de Bajío

Nada grave, aseguran policías de Qatar

AUNQUE NO HUBO DETENIDOS Y EMPUJONES EN LA GRADA DEL ESTADIO LUSAIL ENTRE SEGUIDORES DE LAS DOS SELECCIONE­S

- POR JAVIER JUÁREZ / ENVIADO

Lusail.- Así como se esperaba que sucediera cuando se supo que México y Argentina chocarían en la Copa del Mundo de Qatar, el partido se vivió con mucha pasión desde los minutos previos al inicio del juego.

Argentinos y mexicanos se calentaron durante todos los días previos. Los cánticos respecto a las Malvinas o el Chavo del 8 fueron constantes.

A un punto en el que los empujones comenzaron y se señaló violencia en los lugares que ambas aficiones visitaban.

Las horas antes en Lusail fueron tranquilas. El metro, los taxis y hasta los camiones que llevaban al estadio más grande de Qatar fueron pintados de tres colores muy representa­tivos, el azul y blanco juntos, mientras que el verde predominab­a en el otro extremo.

La gente se acercó a la cancha con la misma ilusión. Los pamperos con su pasión y cánticos que los caracteriz­an. “De la mano de Messi, la vuelta vamos a dar”, dictaba una de las canciones con la fe intacta en el 10 de la albicelest­e.

Pasadas las dos de la mañana hora local, la embajada de México en Qatar no tenía reportes de detenidos. Policías qataríes consultado­s en las inmediacio­nes tampoco reportaron actos graves.

A falta de aspiracion­es propias, la afición mexicana suele adoptar a Argentina y Brasil en los mundiales a partir de los Cuartos de Final, instancia inalcanzab­le para nosotros. Ayer, en el estadio Lusail, esa camaraderí­a se vivió. En general, el ambiente fue de respeto. Mexicanos y argentinos se dieron cita con cánticos y porras, pero en orden, y familias enteras llegaron incluso con niños al partido.

En las gradas, la mayoría Tricolor era demasiado evidente, y cuando los argentinos subían los decibeles eran opacados por la gritería mexicana.

No faltó la provocació­n. Los gritos de ¡pecho frío! e insultos a Messi calaron en la

Del otro lado, el tema de las ofensas fue mayor. “Las malvinas son inglesas”, decían los mexicanos con un contexto más político en búsqueda de una molestia sudamerica­na que se reflejara en la cancha.

El nacionalis­mo estuvo en boca de todos. “Vamos Argentina”, “Vamos México”, la diferencia era la playera y sin alcohol en los alrededore­s, poco espectácul­o hubo en los alrededore­s del inmueble.

Uno que otro con el Caballo Dorado o hasta el mítico tango, terminaron por adornar el color desde fuera.

Los pleitos no quedaron de lado. Al inicio, un conato de bronca a la espalda de una portería no pasó a mayores. Los empujones y groserías se hicieron presentes. Los hombres de seguridad se hicieron de la vista gorda y fue la gente la que retiró a los aficionado­s que estaban en la gresca.

Pero no fue el único conato. En distintos puntos los empujones se dieron. La desesperac­ión mexicana se reflejó con la diana de Messi y se confirmó con la anotación de Enzo Fernández, ambos con sendos festejos pamperos. Los empujones se convirtier­on en puñetazos, pero ni así se retiró a los malosos, simplement­e se tranquiliz­ó gracias a la gente que estuvo atenta.

El triunfo argentino se confirmó y México se tendrá que jugar su última carta contra Arabia Saudita, pero con un ojito en el Polonia-Argentina. La calentura del encuentro que pudo llenar un estadio en Qatar, no falló. afición albicelest­e, que respondía. Hubo entonces empujones, y de acuerdo con videos en redes, algunos aficionado­s llegaron a los golpes, pero no se generaliza­ron las riñas.

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Todavía no daba inicio el encuentro en el estadio Lusail y aficionado­s de ambos bandos se dejaron llevar por la ira y la rivalidad.
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A las afueras del estadio las cosas estuvieron en calma según los reportes de las autoridade­s qataríes

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