BEATRIZ PAREDES RANGEL
En entrevista, deja claro que su proyecto político va más allá del partido en el que ha militado desde hace más de cuatro décadas; propone crear una coalición gobernante que profundice en la democratización del país
“Morena es un movimiento destructor de instituciones”
CDMX. “Hay una enorme diferencia entre el PRI y Morena. El PRI fue un partido constructor de instituciones y Morena es un movimiento destructor de instituciones”, responde Beatriz Paredes a quienes piensan que el partido en el poder se parece mucho a lo que fue el Revolucionario Institucional, el organismo político al que asegura se mantiene leal.
En entrevista, la política mexicana que ha levantado la mano para ser una candidata de coalición rumbo a la presidencial de 2024 no duda en advertir en el actual gobierno “deseos de reproducir el verticalismo, el hecho de un presidencialismo fuerte, con un partido muy disciplinado”.
Paredes Rangel asegura que el PRI está vigente, pero deja claro que su proyecto político va más allá del partido en el que ha militado desde hace más de cuatro décadas. Su propuesta, dice, es crear una coalición gobernante que profundice en la democratización del país, por eso rechaza la pregunta de cómo sería un gobierno del PRI en 2024.
Beatriz Paredes es desde 1973 miembro activo de ese partido, donde llegó a ocupar la secretaría general y lideró la Confederación Nacional Campesina. Ha sido diputada y senadora en varias legislaturas; gobernadora de su estado natal Tlaxcala; embajadora en Cuba y Brasil, y subsecretaria de Desarrollo Político en la Secretaría de Gobernación en los difíciles años 90. Además, de acuerdo con su perfil en el Sistema de Información Legislativa, ha escrito varios libros y es cantautora del disco El Loco Afán.
—¿Por qué sigue en el PRI?
—Porque es un partido histórico que ha propiciado la movilidad social, que me ha dado oportunidades y porque yo creo en una palabra que no está muy de moda que es la lealtad.
—Lealtad, principalmente, pero su líder ahora no parece muy leal…
—Pues será ese problema de él, no mío—, responde con tranquilidad la actual senadora.
—¿No le resta puntos permanecer en el PRI con unas campañas en donde se están dando muchos golpes bajos los candidatos?
—Todas las personas deben o debemos tener principios. He ceñido mi conducta política a mis convicciones, y probablemente en todos los partidos hay cuadros o personajes que le gusten a uno, cuadros o personajes que no le gusten a uno. Yo no pienso que cambiándose de partido cambia uno de piel, tampoco pienso que cambie de alma y, en ese sentido, pues sigo siendo una gente que cree en México, que tiene confianza en la capacidad de los mexicanos para salir adelante y que piensa que es importante el que haya instituciones democráticas.
—Muchos de quienes critican al partido en el poder dicen que se parece mucho a lo que fue el PRI en algún momento. ¿Cuál es su diagnóstico del gobierno que estamos viviendo en este momento?
—Pienso que hay probablemente deseos de reproducir el verticalismo, el hecho de un presidencialismo fuerte, con un partido muy disciplinado. Pero hay una enorme diferencia entre el PRI y Morena.
El PRI fue un partido constructor de instituciones, Morena es un movimiento destructor de instituciones.
—¿Hay manera de hacerle un contrapeso a este gobierno, no solamente pensando en el 2024, sino precisamente en el tema de la destrucción de las instituciones?
—Creo que siempre hay que tener una oposición responsable. La oposición responsable no es la que se opone a todo, la oposición responsable es la que actúa conforme a los intereses del país, no los intereses de una facción y en ese sentido se han planteado en diversos momentos puntos de vista distintos a los que expresa el gobierno y en ocasiones se ha acompañado al gobierno, así es la democracia. En la democracia a veces se coincide y a veces se tienen diferencias.
—En el tema de las diferencias parece que ganan los que marcan más las diferencias, la extrema derecha o la extrema izquierda. Usted conoce muy bien la política en Brasil, por ejemplo, con Lula da Silva o el señor Jair Bolsonaro, dos extremos. ¿A qué le va a apostar para ganar la atención de la gente?
—Le diría, conociendo bien Brasil, que Lula no es de extrema izquierda, esa es una simplificación. Lula es un político de izquierda democrática, ha sido un hombre que ha respetado las instituciones democráticas en toda su carrera política y accedió al poder a través de un proceso electoral (...) Creo, al contrario, que además en su discurso llamó a la reconciliación del país, llamó a la reunión de la gran familia brasileña.
Yo no pienso que la polarización le haga bien a México. Tampoco creo que con tal de llamar la atención uno debe ser estridente. Pienso que las personas en el proceso de análisis de lo que sucede se preocupan por encontrar soluciones.
—¿Qué es lo que pondría como banderas de campaña para convencer a los mexicanos de que se debe votar por usted?
—Me parece que uno de los problemas más sentidos de la sociedad mexicana es el de la inseguridad. Creo que todos están preocupados, mucha gente vive con miedo y creo que vivir con miedo es un pésimo consejero. Me parece que tenemos que convocar a un gran pacto nacional a todas las instituciones desde los niveles municipales, estatal, nacional y a toda la sociedad para lograr recuperar la tranquilidad y la convivencia.
—Ofrecerá seguridad, pero es una de las cosas que estuvo ofreciendo el Presidente con el asunto de los militares en las calles, que decían era una jugada del PRI en algún momento…
—Yo no sé si el Presidente ofreció seguridad. Él tiene todo el derecho de hacer algún planteamiento. No ofreceré seguridad, no es como dar pan o regalar juguetes. No, es un proceso muy complejo en donde tenemos que hacer todos un esfuerzo y las autoridades tener una actitud muy firme, muy consistente, para recuperar la tranquilidad y es un proceso. Pero yo recuerdo que él ofreció abrazos no balazos, es lo que ofreció.
—De organismo autónomos, reguladores, como el Ifetel, la Cofece, CNH, ¿qué piensa de cómo eran y cómo están ahora?
—La incomprensión del papel de los órganos autónomos ha caracterizado a
“No ofreceré seguridad, no es como dar pan o regalar juguetes. No, es un proceso muy complejo”
esta administración. Hay una visión muy antigua del poder presidencial, le cuesta mucho trabajo entender los procesos de democratización de los últimos 40 años y precisamente, por exigencia de la sociedad civil, por garantía de transparencia, se han dado un conjunto de órganos autónomos que se han visto debilitados. Se tardan mucho en nombrar a quienes son sus titulares, los dejan durmiendo el sueño de los no muy justos y luego proponen gente que no corresponde al perfil. Quizá lo más doloroso sea lo que le ha pasado a la Comisión Nacional de Derechos Humanos.
A los mexicanos les costó mucho trabajo conquistar una Comisión Nacional de Derechos Humanos autónoma, con autoridad moral, un verdadero ombudsman,
y miren lo que pasó, la están utilizando políticamente.
—¿Cuál es su opinión de esta transición, de que hemos pasado de la Comisión Federal de Elecciones, de 1988 para acá, al IFE, al INE y ahora a esto que quieren hacer?
—Fui subsecretaria de Gobernación precisamente cuando sacamos a la Secretaría de Gobernación. Era yo la subsecretaria encargada de la relación con las autoridades electorales. Nosotros apoyamos, acompañamos al doctor (Jorge) Carpizo en esta conceptualización de la autonomía plena: El primer IFE, ya sin la presencia del secretario de Gobernación. Tuvimos la oportunidad de participar, entonces soy una convencida, he estado impulsando el que haya plena independencia de los órganos que organizan las elecciones, plena independencia del Gobierno, plena independencia del Poder Ejecutivo, comparto la visión actual del Instituto Nacional Electoral.
Además, creo que ha sido una institución eficaz que ha organizado elecciones en un país enorme donde se han dado diversas alternancias, lo que ha evidenciado su neutralidad y creo que lo fundamental en un órgano electoral, además de su capacidad organizativa, es su neutralidad. Por ello nosotros vamos a rechazar la iniciativa que ha presentado el Presidente en materia de reforma electoral.
—¿Es simplista pensar que el Presidente quiere desaparecer al INE para quedarse mucho tiempo en el poder?
—Pues piensa mal y acertarás, dice la sabiduría popular —responde sonriente—. Yo creo que ha habido prejuicios. Me parece que ha habido prejuicios, no ha habido un análisis sereno del comportamiento del INE. Estoy segura de que mucha gente está satisfecha con su desempeño.
—Hace muchos años se platicaba mucho cada elección de que el PRI tenía el control total de las elecciones, que sabía cómo ganar los estados en donde no se veía fuerte, ¿dónde está esa gente ahora?
—Creo que las elecciones las ganan los ciudadanos, quienes votan son los ciudadanos. Me parece que los distintos partidos políticos pueden tener una estructura eficaz, pueden tener presencia en todos lados, pero finalmente lo que define las elecciones es la voluntad ciudadana. A mí ya me han preguntado cuando el PRI ha perdido, ¿qué pasó con el PRI, ya no existe?, pero la democracia es ganar y perder, no se gana para siempre, ni se pierde para siempre. Quienes pensaban en 2002, después de que el PRI perdió la Presidencia que el PRI ya no volvería a ganar, pues la historia les dio una respuesta algunos años después.
—En este momento, ¿cuál es la fortaleza del PRI para no decir que el partido está muerto?
—Creo que el PRI y los partidos políticos en general están viviendo una etapa difícil. Me parece que la gente, la sociedad, no se ve muy representada en los partidos políticos. Creo que hay nuevos modos de participación. Al parecer los ciudadanos sienten que no requieren intermediación de sus planteamientos, entonces me parece que todos los partidos políticos deberán hacer una revisión de fondo para estar acordes a las nuevas expectativas de la ciudadanía y creo que el PRI debe realizar una muy muy profunda reforma. Sigue siendo un partido nacional, sigue siendo un partido con representación en todos los municipios, no es menor el porcentaje que alcanzó en la elección intermedia.
—En esa reunión del PRI (a mediados de octubre), en donde estuvieron todos los líderes históricos del PRI, comenzaron a salir un montón de candidatos, ¿qué fue lo que acordaron y cuándo se toma una decisión?
—Fuimos convocados a participar en un evento en donde planteamos cuál era nuestra visión de México en este momento. Los procesos tendrán que seguir el ritmo de la legislación electoral. Quien adelantó la sucesión fue quien mencionó a las corcholatas. Falta mucho tiempo, no hay por qué precipitarse, hay que reconocer
“Me parece que tenemos que convocar a un gran pacto nacional a todas las instituciones desde los niveles municipales, estatal, nacional y a toda la sociedad para lograr recuperar la tranquilidad y la convivencia”
que hay un ritmo que señala la ley electoral en donde las candidaturas se definen hasta finales del 23.
—¿Cómo sería el gobierno del PRI en 2024?
—Yo no sé cómo sería el gobierno del PRI, pregúnteselo al presidente del PRI. A mí, pregúntenme cómo sería el gobierno de Beatriz Paredes, cómo será una candidata de una alianza, de una coalición. Yo estoy planteando una coalición gobernante, un gobierno plural que profundice en la democratización del país, que no admita retrocesos antidemocráticos, que le dé certeza a la sociedad mexicana, que abra grandes oportunidades con los jóvenes, no para los jóvenes, sino con los jóvenes, que reivindique una agenda de las mujeres, creo que es la etapa del protagonismo de las mujeres y que aproveche las ventajas geopolíticas de nuestro país. Tenemos muchos problemas, pero también tenemos muchas capacidades y yo tengo la confianza de que sumando, reconociendo el peso de una sociedad diversa podemos encontrar mejores horizontes.