El Sol de Bajío

Los sueños que despierta el tren maya

EN LOS PUEBLOS ORIGINARIO­S DE YUCATÁN

- HÉCTOR MORENO, ILUSTRACIO­NES: DANIEL REY, FOTOS: HÉCTOR MORENO

YUCATÁN. Yucatán es el tercer estado con mayor captación de inversión de empresas extranjera­s al atraer el ocho por ciento del total. En primer lugar se encuentra Nuevo León, en segundo Coahuila seguido por Yucatán en tercero, cuarto Chihuahua y el quinto le pertenece a la Ciudad de México, hablamos de fuertes inversione­s de firmas transnacio­nales de China, Corea, España, Italia, Alemania, Estados Unidos. Pero a lo lejos hay otra capa, la más débil y vulnerable la que espera que el Tren Maya les cambie un poco la vida, ellos se basan en esa esperanza.

Doña Teresa Aragón es una vendedora de condimento­s, chiles, piquín y habanero molido. Nació y creció en la comunidad de Yalcobá ubicada a cinco kilómetros de lo que será la estación del Tren Maya de Valladolid.

Entre sus productos, que desde pequeña aprendió a comerciali­zar, comenta que ha escuchado hablar mucho del tren, le dicen que traerá muchos beneficios pero hasta ahora no ha visto nada.

Chapeada y curtida por el sol, doña Tere recuerda que una vez se les acercaron unas personas para platicar, para explicarle lo del tren y a animarla a que vaya a vender sus productos en la estación del moderno ferrocarri­l.

“Nos llegó la invitación para que un día vayamos todas con diferentes productos para vender allá pero todavía no nos han confirmado el día”.

Aunque la distancia es larga, dice que en caso dado juntarán dinero en la cooperativ­a para ir al tren y conocer de qué se trata.

“Sería probar para ver porque como le digo aquí por ejemplo, es temporada baja y sale muy poquito, entonces sería una opción salir a ver si nos conviene o no”.

El proyecto insignia de la Cuatroté, uno de los más polémicos, levanta incertidum­bre entre las comunidade­s, los habitantes y empresario­s que habitan la ruta del ferrocarri­l

Allá en su pueblo hay al menos cinco cenotes que normalment­e son visitados por turistas nacionales y extranjero­s que pasan frente a la comisaría pero se siguen de largo, dice María Rosa Canche, mujer joven que desde pequeña aprendió a trabajar artesanías.

“Los turisteros tienen convenios con otros cenotes y los camiones nada más los vemos pasar, nadie se para, nos quedamos con nuestra venta en las manos”.

Con los ojos grandes semirasgad­os y con cara alegre María Rosa explica que el Tren Maya es una esperanza. Considera que una vez que entre en función podrán ir a vender sus productos y artesanías a la estación de Valladolid.

La joven artesana recuerda que desde chica ayuda a su mamá para llevar algo de sustento a su hogar pero que realmente se las ven difíciles debido a que hay poca venta, por ello insiste, esperan que el tren les ayude a mejorar su economía.

“A veces algunos trabajador­es del Tren Maya pasan por acá, pasan a comprar comida y compran alguna salsa para su comida”, condimento bien picoso que de manera casera aprendiero­n a laborar guardando celosament­e el secreto de sus ancestros”.

Doña Juana es la mujer más longeva de la cooperativ­a, a visto pasar a muchos comisarios y presidente­s municipale­s, lo que no ha visto es que mejore su economía”.

En su natal lengua maya Juanita comentó que tiene que estar ahí porque aunque sea un poquito genera dinero para la casa.

Con el apoyo de María Rosa que habla maya y español, Doña Juana platicó que aparte de estar en el patio de la comisaría vendiendo sus productos, también prepara recado rojo y negro, condimento­s propios para preparar poc chuc, cochinita y otras comidas

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