Black Mass: estrictamente criminal
Amables cinéfilas-os: les saludo nuevamente y, siguiendo con la diversificación que nos permite tener la cartelera, junto con los servicios en las plataformas digitales, podemos encontrar títulos no tan recientes, pero siempre interesantes, para recrearnos en el séptimo arte, que nos ofrece producciones cinematográficas basadas en hechos reales, que mantienen su sentido más allá de una época determinada, máxime que ésta se filmó al poco tiempo del suceso.
Y se trata de la película dirigida por Scott Cooper, con guion de Mark Mallouk, Jez Butterworth y Dick Lehr, que cuenta la verdadera historia de Whitey Bulger (Johnny Depp) un criminal que fuera el más violento e infame del sur de Boston, hermano de un senador estatal (Benedict Cumberbatch) que, para eliminar a la familia mafiosa más imponente que invadía su territorio, se convirtió en informante del FBI ¿qué podría salir mal?
El director le da un trato muy interesante al protagonista, con un Depp absolutamente mimetizado en el personaje, irreconocible y totalmente alejado de cualquier trabajo que le hayamos visto, cuesta identificarlo, lo que le valió el reconocimiento de sus colegas, aunque haya sido ignorado por los más importantes premios, lo que tiene su propio valor, pues en un sector donde hay tanto ego y que seas el ganador, de entre ellos, es digno de mención, es quizá, el mejor premio para actor y director, que logran una sobresaliente interpretación, de tan sórdido individuo.
Vale mencionar que en general, la ambientación de la película es muy ad hoc a los acontecimientos que se narran, nunca abandona su atmósfera y, junto con un puntual manejo de la cámara, aporta esos toques personales a un trabajo de fotografía que tiene momentos muy decadentes que mostrar.
Tiene buen ritmo, a pesar de que es complicado mantenerlo cuando tienes tantas escenas difíciles para construir el relato, porque ir de una en una para que podamos ver quién es nuestro antihéroe, se presenta como un real desafío, pues un error y el tono de la película cambiaría peligrosamente, lo que se agradece.
Comentario final: quisiéramos olvidar que cada lugar tiene su “cosa nostra”, misma que nos ofrece siempre buenas razones para hacer cine.