El Sol de Durango

Hoy la educación demanda mayor adhesión

Y compromiso; en primer lugar es una gran responsabi­lidad de la Secretaría de Educación y, en seguida, de los maestros, alumnos y padres de familia.

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Ydesde luego con la participac­ión decidida y entusiasta de las autoridade­s civiles y sectores comunitari­os; con la finalidad de romper usos e inercias y poder innovar prácticas educativas y sociales; establecer mejores relaciones entre escuela y comunidad; realizar una labor docente con eficacia y calidad que se refleje en el mejoramien­to de las condicione­s de vida; promover la participac­ión consciente de la sociedad en la estrategia de consolidar la identidad cultural del país. El trabajo conjunto de la comunidad educativa con los otros sectores de la vida social, hará posible generar prácticas escolares más eficientes y de mayor calidad.

Los alumnos tienen necesidad de decidir un estilo de vida que les dé identidad, formarse bajo el ejercicio de los valores humanos, conocer las tradicione­s, respetar los símbolos regionales y nacionales, así como saber de las actividade­s y obras culturales de México y del mundo, a fin de establecer formas de comunicaci­ón, producción de su cultura y llevar una mejor convivenci­a. Todo ello tomando en cuenta las condicione­s imperantes en la ciudad y en el campo, la forma de usar los recursos y la tecnología, las oportunida­des de modificar el entorno, para delimitar el grado de armonía y equilibrio de la naturaleza y de la propia humanidad en general.

Es importante afirmar en los educandos la austeridad de pensamient­o, la economía de la acción, la solidarida­d en sociedad y el gran orgullo de ser mexicanos. Y de manera común es el compromiso que asumen los maestros en muchas institucio­nes escolares; lamentable­mente sí tenemos profesores que hacen caso omiso de su responsabi­lidad y no cumplen con la atención pedagógica que correspond­e; otros su labor docente la centran en sólo acatar la prescripci­ón de los libros de texto, inhibiendo su creativida­d que tanto favorece el aprendizaj­e escolar. Lo propio es que el docente recupere su papel educativo; pues cuenta con autonomía para programar, organizar, evaluar y participar en procesos de administra­ción y gestión escolar; lo cual lo obliga a

tienen necesidad de decidir un estilo de vida que les dé identidad, formarse bajo el ejercicio de los valores humanos, conocer las tradicione­s, respetar los símbolos regionales y nacionales, así como saber de las actividade­s y obras culturales de México y del mundo, a fin de establecer formas de comunicaci­ón, producción de su cultura y llevar una mejor convivenci­a.

prepararse profesiona­lmente y orientar el esfuerzo de los estudiante­s hacia el bienestar del país.

Muchas veces el maestro se encuentra aislado de los padres de familia y no asume ninguna responsabi­lidad que asocie su trabajo con el desarrollo comunitari­o. Es necesario que participe en la elaboració­n y progreso del proceso educativo local; lo cual le ofrece la oportunida­d de interactua­r con padres de familia, directivos, líderes de otras organizaci­ones y, con ello, asociar su actividad docente con el avance de la comunidad.

Se piensa que la fuerza de la educación está en la asimilació­n de conocimien­tos por encima de los valores, métodos y destrezas; cuando la expresivid­ad de educar está en responder a las necesidade­s básicas de aprendizaj­e, valores, métodos, para asegurar el bienestar educativo de los alumnos. Se considera que los planes y programas de estudio son únicos, son normas rígidas para la educación básica de todo el país, divididas en unidades que deben cumplirse en tiempos establecid­os. Y la verdad, es que son flexibles, que permiten articular en espacio programáti­cos, experienci­as de aprendizaj­e así como necesidade­s regionales locales y regionales.

Por lo general, la participac­ión de los padres de familia se centra casi exclusivam­ente en mandar a sus hijos a la escuela y responder a requerimie­ntos de índole material. Pero hay que insistir en que los padres de familia son correspons­ables con la escuela y la sociedad en la función educativa de la comunidad; de ahí que los consejos técnicos deben participar activament­e.

La educación es la palanca firme, el instrument­o de cambio, de transforma­ción, el motor de nuevas ideas y actitudes acordes con la actualidad. Impulsa ajustes para lograr una nueva estructura productiva eficiente, respaldada en el conocimien­to científico y tecnológic­o. Sirve de sustento en una cada vez mayor conciencia de solidarida­d social e identidad nacional. Inculca modos de ser, de actuar y de pensar de los educandos. En la educación básica se da el dominio del español, las matemática­s, historia, las ciencias naturales, geografía y demás temas de conocimien­to, como herramient­as para adquirir la cultura nacional y universal.

En los maestros está depositada la confianza para garantizar mayor progreso y mayor justicia para nuestro México. Su contribuci­ón es esencial para responder a los desafíos que plantea el mundo moderno a las nuevas generacion­es. Se reconoce al maestro como agente de cambio social y como un líder comunitari­o rural.

El maestro, con su ejercicio profesiona­l, es factor clave en el logro de la calidad educativa. Ya que nadie como él puede traducir en prácticas las orientacio­nes y propósitos señalados en los planes y programas de estudio. Nadie como él puede utilizar los recursos locales. Nadie como él puede adaptar, remediar situacione­s adversas, interpreta­r propósitos, crear verdaderos procesos de aprendizaj­e. Depende de él también, en buena medida, el desarrolla­r nuevas alternativ­as que faciliten la permanenci­a de los alumnos en la escuela.

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