Chiapanecos sufren rezago de apoyos tras sismos de septiembre
TONALÁ, Chis.- Camina entre el piso agrietado de una vivienda en riesgo de caerse, con el optimismo de que el gobierno federal cumpla con los apoyos de reconstrucción para las familias afectadas por el terremoto de septiembre del año pasado, doña Emilia Zavala Ochoa, una mujer cristiana pide a Dios que no los abandone para que pueda levantar su humilde vivienda.
A menos de dos meses de que se cumpla un año de terremoto de 8.2 que afectó a miles de familias en Chiapas; en las playas de Boca del Cielo aún viven en el abandono, aún siguen esperando el apoyo para restablecer su hogar.
El día del terremoto mi vivienda se hundió poco más de medio metro, el piso se cuarteo, quedó ladeada y las cosas (camas, ropa y muebles) se mojaron porque de inmediato el agua del estero empezó a filtrarse entre el piso roto; las paredes se despegaron por poco más de 15 centímetros, todo está en el aire, aunque dormimos en otros cuartos, mantenemos nuestras cosas personales en la vivienda afectada, pero las resguardamos arriba de mesas, o tapescos hechos con bidones y tablas, sostuvo doña Emilia.
Atrás de la vivienda se puede apreciar que la tierra de abrió con el terremoto, pero nadie le puso atención a esa afectación, tuvimos que ir calzando nosotros sin saber los riesgos que pudiéramos correr con las réplicas que ha habido; remarcó.
En total somos alrededor de 25 familias que sufrimos pérdidas totales en nuestras viviendas y en nuestras pequeñas palapas, y muchas más sufrieron daños parciales, mientras camina mostrando a ésta corresponsal todos los daños que tiene la vivienda, agregó- nos censaron para dar-
nos el apoyo de sedatu, pero solo nos dieron la mitad y con ese recursos o empezaba a arreglar la casa o levantaba la “palapita” que nos da de comer a mi esposo, a mi nieto y a mí, entonces saqué un crédito para poder juntar más dinero y levantar la palapa, si no le hacíamos así no tendríamos de dónde agarrar para comer, dijo la afectada.
Doña Emilia es el sostén de la familia, su esposo, don Juan Ramos Natarén es una persona que sufre de diabetes y ha sufrido amputaciones debido a la enfermedad; ya no puede trabajar, pero ella sigue confiando en “Dios” en que pronto les llegue la ayuda al cien por ciento.
La mayoría de los que vivimos en Boca del Cielo vivimos del turismo, y le echamos ganas para recibirlos y atenderlos de lo mejor, pues sin la visita del ellos no habría economía; si hay economía podremos ir saliendo poco a poco de esta situación que de verdad, es triste.
Señaló que con el cambio de gobierno federal, estatal y municipal, es posible que ya no les den nada; pero ojalá los que entren vean por la situación de las familias afectadas por el terremoto y envíen la ayuda correspondiente.