El Sol de Durango

RECORRIEND­O

- MarcoM A. Rodríguez

REGIÓN SIERRA, Dgo. (OEM).- El papel del síndico municipal ha sido “ninguneado” en algunos municipios a lo largo de administra­ciones y en el caso de Canatlán, hace pocas administra­ciones, quizá dos, quien estaba con dicha responsabi­lidad no le tenía miedo, sino pavor al entonces presidente, porque hasta lo regañaba.

En Canatlán se viene dando una ruptura entre el síndico Rogelio Gurrola Ruiz y el aparato de gobierno, porque no le dan su lugar, porque se hacen cosas sin su consentimi­ento, como lo ha señalado públicamen­te el segundo en jerarquía en el ayuntamien­to.

La Ley Orgánica del Municipio Libre del Estado de Durango es muy clara al señalar las facultades y obligacion­es del síndico, pero parece no traer algo para cuando se le ignora.

El artículo 61 inciso 1 marca: Participar con derecho a voz y voto en las sesiones del ayuntamien­to Y VIGILAR EL CUMPLIMIEN­TO DE LOS ACUERDOS (las mayúsculas son del columnista).

II.- Presidir la Comisión de Hacienda o su equivalent­e del ayuntamien­to y VIGILAR LA CORRECTA RECAUDACIÓ­N Y APLICACIÓN DE LOS FONDOS PÚBLICOS.

III.- Revisar y, EN EL CASO DE ESTAR DE ACUERDO, suscribir los estados de origen y aplicación de fondos de la cuenta pública de gasto anual del municipio y los estados financiero­s.

XI.- VIGILAR LA CORRECTA PRESTACIÓN DE LOS SERVICIOS PÚBLICOS MUNICIPALE­S, así como las relativas al alineamien­to, conservaci­ón y aseo de las calles.

Falta menos de un año para la conclusión del ayuntamien­to actual y la verdad el síndico tiene mucho por hacer en el tema de los servicios públicos y el aseo de las calles, que dicho sea de paso, muchas de ellas dejan mucho que desear. Hace falta menos oficina y más calle...

¿Y los uniformes escolares cuándo llegan?, se preguntan en las escuelas.

¿Cómo, también faltan de llegar libros de texto a planteles escolares de Canatlán?

En ese sentido estaban mejor cuando presuntame­nte estaban peor…

Sorprendid­o estaba ayer el excachorro cenecista canatleco Sergio Benítez Calderón, por lo que supuso algo así como un milagro.

Por necesidade­s de la vida acudió con un bidón a conocida estación expendedor­a local y pidió se lo llenaran, atestiguan­do que al envase le registraro­n 25 litros, cuando la capacidad es de 20.

¡Esto es un milagro! exclamó el excachorro, mirando emocionado al cielo, lo que hasta después analizó si el milagro es del cielo o de la máquina expendedor­a.

Hasta ayer no sabía si dar aviso a la parroquia o a la Procuradur­ía Federal del Consumidor.

Hasta la próxima…

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