En las guerras frías o calientitas he sido interlocutor: Adrián Alanís La política mexicana tiene sus
reglas del juego: acuerdos en lo oscurito, y por supuesto, sus rituales. Uno de ellos es lo que estamos viviendo en las actuales comparecencias del gabinete del Gobierno del Estado. Sin lugar a dudas, la de Adrián Alanís Quiñones resulta importante por ser el responsable de la gobernabilidad y la política interior de nuestra entidad. Iván Gurrola por fin sacó al “Moreno” que siempre llevó dentro. Cuando era más priista que Plutarco Elías Calles no se atrevió a decir lo que hoy piensa. Ahora sí ve “a un Gobierno que sí escucha, pero que no resuelve; la guerra fría entre el Gobierno Estatal y Municipal no permite ver resultados”.
En el pasado, todo era color de rosa, los presidentes municipales del PRI funcionaban como empleados del Gobernador en turno. En ocasiones se convirtieron en “delfines” para ser sus sucesores. Eran los tiempos dorados del priismo estatal, en ese entonces sí había gobernabilidad y hasta cantábamos “callada y tranquila ciudad colonial”. ¿Volverán esos tiempos?
Como en una kermés, en las comparecencias ha habido de todo. Por ejemplo: Mario Delgado Mendoza, diputado por el PT, confundió al Secretario General de Gobierno con el de Salud. El diputado local, que seguramente en el futuro dará mucho de qué hablar por sus ocurrencias, cuestionó al arquitecto Alanís sobre el problema de los suicidios en Durango que se han convertido en un problema de salud. Ojalá que a los diputados en su momento no se les ocurra preguntar al Secretario de Salud sobre temas de seguridad pública. La que se “voló la barda” es la diputada Sonia Catalina Mercado Gallegos, a la que hay que felicitar por no caer “en la última tentación de Cristo” y como buena diputada priista de abolengo no se cambió a MORENA, ¡no como otros! A lo mejor estamos equivocados, pero seguimos pensando que la tribuna del Congreso no era el lugar adecuado para pedirle al Secretario de Gobierno el aumento de las tarifas del transporte urbano.
De entrada, la diputada le ahorró el trabajo al Subsecretario de Movilidad, Jorge Campos Murillo. La legisladora local descubrió el hilo negro al pedirle a Alanís Quiñones “que ponga un alto para combatir las concesiones fuera de la ley del servicio público, ya que estas favorecen a particulares y empresas que operan en la clandestinidad”. ¿ Quiénes son? La diputada Mercado Gallegos nos puso a temblar: “El transporte público vive una de las etapas más
complicadas en la historia del estado debido al aumento de los combustibles y los insumos”. Por fortuna, encontró una inmediata respuesta del Secretario de Gobierno al anunciar que desde el 1 º de noviembre habrá aumento de tarifas. La razón: “Los transportistas desde el 1º de enero de 2017 se amarraron el cinturón”. ¿Y los usuarios? Bueno, esos no se amarraron el cinturón porque ni para eso tienen. Está bien: Que suban las tarifas. Pero también que se nos ofrezca un servicio de calidad, con unidades si no nuevas, al menos dignas, higiénicas, choferes capacitados, que respeten a las niñas y niños, a las personas de la tercera edad cuando utilizan el servicio. Si les van autorizar el aumento de las tarifas, entonces que a partir del 2 de noviembre no nos presten el servicio con las mismas chatarras de siempre. ¿O qué, no hay piso parejo?
La que al parecer no está conforme con las comparecencias de los Secretarios hasta el día de hoy es la diputada por MORENA y presidenta de la Junta de Coordinación Política en la actual Legislatura, Sandra Amaya Rosales. De acuerdo a sus declaraciones en medios de comunicación, ha dicho: “Los Secretarios no responden con la verdad”. Como usted puede suponer, para la diputada las comparecencias han resultado un festival de monólogos. Para muestra basta un botón: El secretario de Obras Públicas del Estado, Arturo Salazar Moncayo ve los caminos rurales y las carreteras en perfecto estado. ¿ Qué acaso el Secretario sólo viaja en helicóptero? Habrá que preguntarle a los ciudadanos que transitan por todo el estado cuál es su opinión. La diputada Amaya Rosales puede pasar a la historia como la primera mujer que coordina el Congreso, pero también porque esta Legislatura no sea más de lo mismo, y tampoco que todo cambie, para que todo siga igual.