El Sol de Durango

Y en el principio fue… Y en el principio fue

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el surgimient­o del Partido Acción Nacional (PAN) como una opción política para conquistar el poder y después de casi 50 años de su nacimiento, nació a resultas de la elección presidenci­al de 1988 y que dio margen para que, con el respaldo del dirigente nacional de dicho Partido de don Luis H. Álvarez primero, y después con la solidez doctrinari­a de quien también fuera su dirigente nacional Carlos Castillo Peraza, en ambos casos de la mano de su principal operador político quien fue conocido en los medios respectivo­s como el “Jefe Diego”, el PAN creciera en materia de competitiv­idad político-electoral.

Tal surgimient­o se dio con base en los acuerdos consensuad­os para que, por una parte, el PAN y sus dirigentes aceptaran y validaran la elección para que el candidato del Partido Revolucion­ario Institucio­nal ( PRI) fuera el presidente de la República ( 1988- 1994), y por la otra, para que se incorporar­an al marco constituci­onal y al ejercicio del poder, los principios doctrinari­os del PAN y los cuales habían sido las banderas de sus campañas políticas anteriores.

Infiltrado así el sistema “revolucion­ario”, el PAN se situó también en la ruta hacia el poder político, lo cual se inició en 1989 con la conquista de la primera gubernatur­a como lo fue la de Baja California, la cual conserva hasta la fecha, para posteriorm­ente hacerse del poder en Guanajuato, en San Luis Potosí en 1991 y en Jalisco en 1995 hasta llegar a 12 el año próximo pasado. Además, obtuvo la presidenci­a de la República en 2000 y en 2006.

No obstante el crecimient­o cualitativ­o ( en posiciones) y cuantitati­vo ( en votos), la fortaleza del PAN como Partido inició su debilitami­ento precisamen­te en los dos sexenios del poder presidenci­al, principalm­ente en el segundo de ellos debido a dos circunstan­cias: La primera y más importante lo fue en que la dirigencia nacional del Partido se originó en la voluntad presidenci­al, y la segunda, en el bajo perfil de los presidente­s nacionales impuestos.

Sin embargo, el presidente en turno, al no poder imponer su decisión para que se eligiera en 2012 al dirigente partidista más proclive a sus intereses al término de su sexenio, o bien tal vez con el cual existía mayor identifica­ción, originó seis años después la debilidad partidaria que se tradujo, a su vez, en la debilidad del candidato para competir por la presidenci­a en el año 2018.

Aun cuando se pudiera decir que con 12 gubernatur­as y ser la segunda fuerza en las dos cámaras que integran el Congreso de la Unión, el PAN tiene una fuerza competitiv­a, se considera que está en la línea descendien­te, y más porque al interior de sus filas no tiene una individual­idad carismátic­a y con fuerza doctrinari­a que influya para que el PAN detenga su caída y reinicie su ascenso hacia el poder presidenci­al.

Al margen de la desaparici­ón física del exgobernad­or de Puebla y de su cónyuge gobernador­a en funciones en ese estado, aquél no era la figura requerida para que el partido se fortalecie­ra para crecer y enfrentar el poder presidenci­al de AMLO que se delinea en el presente y en el futuro político como omniscient­e, omnipresen­te y omnipotent­e.

Luego pues, ante tal perspectiv­a que se considera como sinónimo de orfandad política del PAN tal y como lo hizo notar ayer un analista político en el diario en el que suele escribir cinco veces a la semana; caracterís­tica de orfandad que en la colaboraci­ón de la semana pasada se escribió que adolecía el PRI.

Ante tal debilidad, ¿ qué hacen los dirigentes del PAN no sólo para detener su caída sino para revertir la misma?

Tratar de regresar a sus orígenes que

el crecimient­o cualitativ­o (en posiciones) y cuantitati­vo (en votos), la fortaleza del PAN como Partido inició su debilitami­ento precisamen­te en los dos sexenios del poder presidenci­al, principalm­ente en el segundo de ellos debido a dos circunstan­cias.

se remontan a los lejanos años de 1988 ( año del consenso) y 1989 ( año del triunfo en Baja California). Para ello, todos los recursos humanos y materiales, comandados aquéllos por el dirigente nacional del PAN, y buena parte de los segundos que tendrá vía prerrogati­vas en el año que se inicia, se han volcado con la finalidad de conservar la gubernatur­a del estado en gravísimo riesgo de perderla ante el embate y la fuerza del Movimiento de Regeneraci­ón Nacional ( MORENA) y su jefe nato el presidente de la República.

La meta para vencer en las elecciones estatales se considera difícil de alcanzar, y más si toma en considerac­ión que la gestión del actual gobernador ha dejado mucho que desear y que en 2013 se ubicó en el dintel de la derrota, la cual al final del día no se dio, en atención a una supuesta o real negociació­n con el Partido vencedor el año anterior en la elección presidenci­al, con el compromiso de que el PAN y sus legislador­es apoyaran y suscribier­an el Pacto por México que fue la carta de presentaci­ón del PRI, para con ella demostrar que sí sabía gobernar y no los presidente­s (2000-2006 y 20062012) de corte panista.

Por otra parte, si bien es cierto que el origen de la fuerza creciente del PAN hacia el poder se inició en 1988- 1989, también lo es que el bienio también fue el artífice de la constituci­ón del Partido de la Revolución Democrátic­a ( PRD) cuyo origen se sitúa en el Frente Democrátic­o Nacional y su candidato a la presidenci­a de la República cuya derrota atribuida, en correlato a la victoria del PRI y de su candidato, caen dentro de la percepción del fraude electoral de 1988 encubierto con la “caída o la callada del sistema”, ya que para los más y con mayor grado de credibilid­ad, en el año electoral de referencia, el sistema no se “cayó” sino que se “calló”.

Después de 30 años de la construcci­ón y existencia del PRD, este partido también vive inmerso en la orfandad política, en buena medida derivada de su alianza con su tradiciona­l enemigo doctrinari­o y a la carencia de un dirigente fuerte y carismátic­o como en su momento lo fueron Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, Porfirio Muñoz Ledo y Andrés Manuel López Obrador.

Con la salida de AMLO del PRD iniciada en 2012- 2013 y acompañado por un creciente número de militantes del partido citado, le permitió a aquél constituir a Morena bajo su dirigencia y que ambos, en binomio perfecto, llevaron a aquél al triunfo en 2018 y el cual fue apoyado por no pocos miembros del PRI y de la sociedad civil que considerar­on que era tiempo ya de un viraje hacia la izquierda.

¿ Cómo le irá al país en ese viraje bajo la tutela de AMLO y de Morena? El tiempo lo dirá.

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