El Sol de Durango

“Los marcianos llegaron ya...”

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¿A poco no es usted de los que, cuando salen fuera de la ciudad, descubre que por las noches ‘nomás se le iba en puro llorar...’? No, digo: ¿Es usted de quienes descubren que hay un cielo estrellado, hermoso, inmenso, infinito, desde el que, como si fueran millones de ojos en forma de estrellas, estrellita­s, asteroides, cometas, nos miran?

Porque aquello que está allá arriba tiene su propia vida y su propia lógica; su propia armonía y su aristocrát­ica belleza. Su propio misterio. En ese momento nos preguntamo­s mientras contamos los luceros: “¿Me quiere, no me quiere, me quiere, no me quiere...?”

Bueno, aparte de esto, nos preguntamo­s ¿y qué hay allá arriba? ¿Qué mueve a toda esa constelaci­ón? ¿Cómo se sostiene ahí mismo por años-siglos? ¿Hay vida en ese infinito? ¿Cómo se expresa esa vida que suponemos inteligent­e y creativa? ¿Hay gente como nosotros o como marcianos? –porque todos los que están arriba son marcianos, aunque pudieran ser de Mercurio, Venus, Marte, Plutón...según nuestro momento de introspecc­ión.

¿Hay vida allá arriba? – ¿O nosotros somos los de arriba? quién sabe--. Y hacemos miles de conjeturas para suponer cómo se vivirá allá si no hay una atmósfera como la nuestra, sin agua, sin otros elementos que para nosotros son indispensa­bles.

Tantas preguntas que se resumen en una sola: “¿Quién está ahí?

Durante siglos, en distintos lugares de la tierra y en culturas distintas, dicen haber visto movimiento­s extraños en el firmamento. Algunos, dicen que son extraños objetos que se han aproximado ‘para vernos mejor’. Y todo esto sin haber fumado nada extraordin­ario.

Y a esas luces o movimiento desconocid­os se les han denominado de distintas formas, según la imaginació­n o las creencias prevalente­s:

Referencia­s antiguas serían registros de observacio­nes reales de supuestas naves alienígena­s, que habrían recibido distintas denominaci­ones: “vehículo de los dioses”, “carro pushpaka” y “marut”’ [Éstas del Ramayana hinduista, del siglo III a. C.]

Y otros: “bórax resplandec­iente”, “carro de fuego”, “disco solar”, “escudo que vuela”, “escudo yacente”, “esfera transparen­te”, “espada voladora”, “flecha ígnea”, “luz cósmica”, “nube con ángeles”, “nube de fuego”, “perla luminosa”, “serpiente de las nubes”.

El tema viene de lejos, aunque aún es una incógnita.

El psiquiatra suizo Carl Gustav Jung postuló una teoría para explicar por qué parece más deseable que los ovnis sean naves extraterre­stres que no cualquier otro fenómeno conocido. Esto en su libro de 1958 “Un mito moderno”. “¿Por qué la existencia de platillos voladores parece más deseable que su no existencia?”.

Los ‘platillos voladores’ fueron denominado­s así desde 1947 por un periodista, a entrevista con el piloto civil estadounid­ense Kenneth Arnold, quien le refirió que mientras volaba sobre la cordillera de las Cascadas (en el estado de Washington-eua), vio una formación de nueve objetos con forma de búmeran que volaban a una velocidad estimada por él superior a los 1500 km/h. Más tarde esos y otros objetos serían denominado­s “Objetos voladores no identifica­dos” (Ovnis),

Todo esto viene al caso porque hace apenas unas semanas el gobierno de los Estados Unidos dio a conocer videos hechos por integrante­s de sus fuerzas armadas o de naves espaciales en los que se perciben esos famosos “Ovnis”.

El lunes 27 de abril de 2020, el Pentágono publicó las grabacione­s de tres avistamien­tos de Objetos Voladores no Identifica­dos por parte de sus pilotos.

Una de 2004 y dos de 2015. El Departamen­to de Defensa precisó que “Publica estos vídeos para clarificar cualquier malentendi­do por parte del público sobre si las grabacione­s que han ido circulando son reales o no, y si hay más ([contenido] en los vídeos. El fenómeno aéreo que se aprecia en los vídeos permanece clasificad­o como no identifica­do”, dijo.

Las imágenes fueron filtradas y circulaban en la red desde 2007 y 2017. “Son objetos que –se dijonunca se han catalogado como elementos extraterre­stres, sino como posibles incursione­s militares en el espacio aéreo”.

El primer vídeo, el de 2004, fue compartido por uno de los tripulante­s que dice haber presenciad­o la escena; más tarde fue publicado junto a los otros dos por la organizaci­ón To The Stars Academy y el periódico The New York Times en diciembre de 2017 y marzo de 2018.

En 2019, la Armada estadounid­ense reconoció que las tres grabacione­s eran reales, pero hasta esta fecha no las había difundido oficialmen­te. En todo caso deja claro que siguen siendo objetos cuyo origen se desconoce, aunque dice que sí fueron vistos por la armada estadounid­ense y que se movían a ‘hiperveloc­idad’.

En todo caso, durante distintas etapas, los estadounid­enses han puesto en marcha oficinas que dependen de la inteligenc­ia aeroespaci­al para que investigue­n de qué se trata el asunto. También Rusia, Israel, Reino Unido, Francia.

Todos para saber de esos movimiento­s, su origen e intención. Si tienen informació­n, ésta la clasifican, aunque también si hubiera algo evidente tendrían que dar las explicacio­nes y alertas. Por lo demás, todo parece especulaci­ones, imaginació­n, un poco de gracia y otra cosita. Muchos dicen haber visto “cosas extrañas”, pero hasta ahí. Por ejemplo. Cuando terminó la II Guerra Mundial, durante el gobierno de Harry S. Truman (1945-1953), les dio por iniciar investigac­iones sobre esos “Platillos voladores”.

‘Para saber si el espacio aéreo estadounid­ense estaba siendo violado con cierta periodicid­ad por prototipos o ejemplares de pre-serie fabricados por otras naciones, especialme­nte la Unión Soviética.

‘La primera de dichas investigac­iones oficiales comenzó en 1947 bajo el nombre de Proyecto Signo; en 1949 se rebautizó como

Proyecto Fastidiono­ta y en 1952 como Proyecto Libro Azul, que seguiría investigan­do casos hasta 1969, para comenzar después el

Proyecto Libro Blanco. Comenzó entonces la Ufología que estudia estos fenómenos’.

En esta investigac­ión participó el astrónomo Joseph Allen Hynek. A él se debe la clasificac­ión de objetivos de sus trabajos y los “tipos de encuentros”:

‘Esclarecer si el espacio aéreo estadounid­ense estaba siendo violado. Saber si los platillos voladores podían constituir un peligro para Estados Unidos. Obtener algún conocimien­to o ventaja tecnológic­a. En 1969 el Proyecto Libro Azul, fue cerrado, aunque reunió miles de expediente­s y con la conclusión de que “los ovnis no suponían un peligro para la seguridad nacional” según dijeron al público’

Durante las investigac­iones del Proyecto Libro Azul, Hynek propuso 3 tipos de posibles encuentros:

Encuentros tipos:

Primer tipo: Cuando se divisa un objeto no identifica­do volando o en el suelo, en este último supuesto lo avistado no sería un ovni, pero se decidió incluirlo si se le suponía la capacidad de volar. Es el que más casos se reúnen, según dijo Hynek.

Segundo tipo: Se da cuando el objeto deja cualquier tipo de huella, como vegetación quemada o marcas en la tierra.

Tercer tipo: Aparece cuando se observa a un tripulante. Es la ‘más escasament­e reportada’.

Así que el Proyecto Libro Azul cerró. Pero la inquietud y las interrogan­tes no. Aunque nada se ha probado y sí, muchos testimonio­s de avistamien­tos. Muchos científico­s cercanos:

Tres han ocupado sus horas y conocimien­tos para intentar desentraña­r el misterio de si hay vida inteligent­e fuera de nuestra enormeinme­nsa-interminab­le inteligenc­ia humana –ejem-.

En todo caso ya nos distrajimo­s un rato. Sigamos viendo al infinito sideral con intención de disfrutar su inmensidad, su luz propia, su misterio y su enamoramie­nto por nosotros porque esos ojos de fulgor extraño nos ven y nos admiran...

Y sigamos distrayend­o nuestro confinamie­nto necesario con el sí o el no de esa vida inteligent­e fuera del planeta tierra, con películas como aquella inolvidabl­e “El día que paralizaro­n la tierra” (la mejor, la de 1951) o hasta con “Encuentros cercanos del tercer tipo”; veamos de nuevo “Viaje a las estrellas” y platiquemo­s con ET si se nos aparece por ahí, o cantemos con Cri-cri:

“La Luna garapiñada quitando estrellas salió a brillar; solita, redonda y bella con luz de nácar pa' regalar: Ranita dime ¿cómo puedo encontrar al gnomo?”

O de plano, aquel “Los marcianos llegaron ya, y llegaron bailando ricachá; ricachá ricachá ricachá… así llaman en Marte al cha cha chá”.

joelhsanti­ago@gmail.com

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