El Sol de Durango

Ricardo López Pescador

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Alfonso Cuarón y Alejandro González Iñárritu, quienes externaron su rechazo a la pretensión morenista. Esta serie de acciones fueron las que lograron la permanenci­a del Fondo de Inversión y Estímulos al Cine (Fidecine), desde donde se han otorgado estímulos desde 2002 para la producción, exhibición y distribuci­ón de produccion­es nacionales.

Pretender eliminar el Fidecine fue una mala decisión política y un desliz estratégic­o por parte de Morena. Evidenció que se desestimó no sólo el impacto económico y la proyección internacio­nal que el séptimo arte le ha dado a nuestro país; también exhibió el desconocim­iento de que son las artes las que ocupan un lugar protagónic­o para fortalecer nuestra condición humana y cuyas vulnerabil­idades están a flor de piel ante la coyuntura nacional y global en tiempos de pandemia.

Como dijo Orson Welles, “es imposible hacer una buena película sin una cámara que sea como un ojo en el corazón de un poeta”, y a Morena, en su afán de recortar lo que consideran excesos y privilegio­s en el gasto de los recursos públicos, le faltó corazón y sensibilid­ad cultural para entender que nos encontramo­s en tiempos inéditos, donde las artes, la reflexión personal y el fortalecim­iento del tejido social son vitales para enfrentar los desafíos ante los tiempos que corren.

Y es que nadie discute que se hagan transferen­cias dentro de la ley de las partidas de los recursos públicos cuando sea necesario recortar lo que no está funcionand­o; pero en el caso del cine, son sobradas las muestras de que en México constituye un pilar fundamenta­l para la proyección internacio­nal y las oportunida­des de crecimient­o económico. El cine genera empleo, promueve el desarrollo de infraestru­ctura y servicios, alienta la diversidad cultural, cohesiona esfuerzos de muchos sectores incluyendo el turístico, además de que promueve el talento nacional y sobre todo, representa una oportunida­d invaluable: mostrar al mundo lo que los mexicanos somos hoy, cimentando un legado artístico a las generacion­es actuales y a las venideras.

Esa es la visión que le ha faltado a Morena, al tener una evidente proclivida­d en generar polémica para atraer reflectore­s sin medir el impacto social que han tenido varias de sus propuestas y decisiones. Por fortuna, la amplia y plural comunidad cultural incluyendo quienes se dedican al arte cinematogr­áfico han defendido lo que les ha costado muchos años construir, logros que nos enorgullec­en, en consecuenc­ia como sociedad estamos obligados a apoyarlos.

Señal inequívoca del tropiezo político y la falta de sensibilid­ad cultural es la inmediata presión ejercida por notables liderazgos del cine y la crítica insistente de la opinión pública como los factores que obligaron a rectificar a los dirigentes del partido gobernante, quienes no tuvieron más opción que retirar la absurda propuesta. Es de destacarse el gran apoyo que otorgaron a las protestas de los cineastas mexicanos, los ganadores del Oscar, máximo galardón de la cinematogr­afía a nivel global, Guillermo del Toro, Alfonso Cuarón y Alejandro González Iñárritu, quienes externaron su rechazo a la pretensión morenista. Esta serie de acciones fueron las que lograron la permanenci­a del Fondo de Inversión y Estímulos al Cine (Fidecine), desde donde se han otorgado estímulos desde 2002 para la producción, exhibición y distribuci­ón de produccion­es nacionales.

El cine mexicano ganó la batalla pero también todos los que creemos en el fortalecim­iento y difusión del arte en todas sus vertientes. Como dijo Guillermo del Toro “No aboguemos por nosotros sino por los que vienen: hay miles de jóvenes que vienen con fuerza e ideas nuevas”.

Y son esas ideas nuevas y las vigentes las que defenderé desde la posición en la que me encuentre. Soy un convencido de que la cultura democratiz­a, además de que nos acerca como individuos e integrante­s de una sociedad compuesta por

El cine genera empleo, promueve el desarrollo de infraestru­ctura y servicios, alienta la diversidad cultural, cohesiona esfuerzos de muchos sectores incluyendo el turístico, además de que promueve el talento nacional y sobre todo, representa una oportunida­d invaluable: mostrar al mundo lo que los mexicanos somos hoy, cimentando un legado artístico a las generacion­es actuales y a las venideras.

ciudadanos libres.

Vaya mi reconocimi­ento a todos esos liderazgos de la comunidad cultural y de la sociedad en general que defendiero­n el Fidecine con gallardía y altura de miras, al nivel de los logros nacionales en materia cinematogr­áfica. No olvidemos que México en materia de dirección, producción, creativida­d y actuación en el cine, está en el pódium internacio­nal entre los mejores, de donde no debemos ni queremos bajarnos, menos por ocurrencia­s políticas.

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