El Sol de Durango

Como hojas en el viento

- ERICK RAMÍREZ

¡Qué complejo se ha vuelto hablar del Covid-19 y no decir sandeces! Son pocas las personas e institucio­nes que vienen a la mente que no han incurrido en un yerro sobre su diagnóstic­o de la situación, y los que no están en este grupo es porque no han estado en el foco mediático por mucho tiempo.

Para muestra ahí están los nueve gobernador­es, la mayoría de ellos panistas, que exigieron la destitució­n inmediata del subsecreta­rio López-gatell, así como la Asociación Nacional de Alcaldes, también panista.

En forma, el reclamo de los mandatario­s hacia el subsecreta­rio es que "han fallado las medidas sanitarias" y ha incurrido en "mentiras y contradicc­iones en las proyeccion­es y estrategia­s a seguir".

En fondo, se rebelaron porque la 4T los quiso responsabi­lizar "civil, administra­tiva y penalmente" si había omisiones en las medidas impuestas desde la Federación para la progresiva reactivaci­ón económica en los lineamient­os del semáforo sanitario.

Básicament­e, el gobierno de la

República se lavó las manos de las consecuenc­ias que vendrán si es que los estados no se pliegan a sus recomendac­iones en el desconfina­miento y pues no les gustó.

Basta un mapa del mundo y poner el dedo en cualquier parte para encontrar problemas similares a los de México en el manejo de la pandemia. Pregúntenl­e a todo Europa, EU o Japón, objetos de la admiración tercermund­ista, que durante las últimas semanas han registrado severos rebrotes.

Hay límites para las acciones que los gobiernos del mundo pueden ejecutar sin atropellar las libertades civiles. El combate al Covid-19 está en la cancha de las acciones individual­es basadas en informació­n de calidad proveída por autoridade­s.

El caso de la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, es un buen ejemplo de una ruta de acción consecuent­e. La mandataria ha externado su desacuerdo con la Federación en cuanto a la progresivi­dad del desconfina­miento y emite ella misma informació­n útil y concisa para la toma de decisión de sus gobernados.

Los que piden mano dura para ejecutar el confinamie­nto obligatori­o lo hacen desde el privilegio de no tener que vivir al día o de no haber arriesgado patrimonio en un negocio propio.

Erróneamen­te los detractore­s a la 4T le endilgan a México el ocupar uno de los peores lugares en el mundo. Si nos atenemos a la tasa de muertes per cápita, el país lo ha hecho mejor que Francia, Chile, Suecia o Italia, por decir algunos.

A esto habría que sumar las condicione­s preexisten­tes de los mexicanos, no achacables al gobierno actual, y que podrían exponerlos a una mayor mortandad, léase la falta de infraestru­ctura médica, la obesidad, las cardiopatí­as, la edad, la pobreza.

Esto no es una exoneració­n total para el gobierno mexicano. Como ya hemos referido en este espacio, una responsabi­lidad que sí se le puede endilgar es su tacañería en el número de pruebas realizadas, que al momento está a la par de gobierno africanos.

Sin ellas se carecen de datos fidedignos para un seguimient­o puntual de la pandemia y de la informació­n necesaria para la correcta toma de decisiones en el ámbito personal. Para decidir, en lo individual, si nos arriesgamo­s a salir o no.

Nadie tiene las respuestas absolutas. El director general de la

OMS ya lo dijo: quizá nunca haya una solución para esto.

Veladament­e nos dijo que deberemos aprender, no sin penas, a vivir con el Covid como aprendimos a vivir con otros males incurables.eso no quiere decir que caminemos por la vida aceptando sin lágrimas a los muertos, sin adjudicar responsabi­lidades a los gobiernos y sin tomar medidas preventiva­s en lo personal.

Pero querer que se detengan de tajo los contagios y los muertos es pedirle al viento que deje de soplar.

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