José Melchor Velázquez
Oportunidad de los países para fijar posiciones. Todos los líderes buscan destacar… no todos lo logran. Algunos de los líderes que hicieron historia con sus discursos y actitudes.
El 26 de septiembre de 1960, apenas 19 meses del triunfo de la revolución cubana, Fidel Castro presentó un discurso que pasó a la lista del récord Guinness como el más largo de la historia, 4 horas y 29 minutos.
La asamblea general de las Naciones Unidas se convierte cada año en el foro diplomático por excelencia. Cada país tiene la oportunidad de fijar sus posiciones sobre aconteceres internacionales más importantes y además externar las preocupaciones diplomáticas que se debaten en el interior de cada país, y aunque todos buscan destacar… no todos lo logran. Sin embargo, hay quienes han podido trascender a través de los años, y sus discursos se escuchan más allá de su muerte.
Por ejemplo, el 26 de septiembre de 1960, apenas 19 meses del triunfo de la revolución cubana, Fidel Castro presentó un discurso que pasó a la lista del récord Guinness como el más largo de la historia, 4 horas y 29 minutos, con un dejo de ironía en las primeras líneas del texto decían “aunque nos han dado fama de que hablamos extensamente, no deben preocuparse, vamos a hacer lo posible por ser breves.
El 13 de octubre de 1960, no le tocaba su turno para hablar, pero el primer ministro soviético Nikita Kruschev reaccionó enfurecido al discurso de Filipinas que acusaba a su gobierno de violar los derechos de los países de Europa del Este, sin pensarlo comenzó a gritar, se dirigió a la mesa, se quitó el zapato y comenzó a golpear la mesa con fuerza. Desde entonces los turistas que llegan a la ONU preguntan, “¿Dónde es que Kruschev golpeó la mesa con el zapato”?
El 13 de noviembre de 1974 Yasser Arafat en su condición de presidente de la Organización para la Liberación de Palestina, compareció por primera vez ante la Asamblea Nacional de las Naciones Unidas, entre aplausos y rechazos, Israel y sus aliados rebatían el asesinato y secuestro de atletas que acudieron a las olimpiadas de Múnich en 1972 a manos de la OLP. Arafat defendió su lucha, abogó por el Estado Palestino y cerró con una frase histórica diciendo: “He venido portando una rama de olivo en una mano y el arma de un luchador en la otra, no dejen que caiga de mi mano el ramo de olivo”.
El 20 de septiembre de 2006, Hugo Chávez, entonces presidente de Venezuela, inicia discurso con la frase, “llegó al infierno”, y después continuó diciendo “Ayer estuvo el diablo aquí, en este mismo lugar, huele a azufre todavía”. Chávez hacía referencia al entonces presidente de Estados Unidos George W. Bush, y con esas palabras se convirtió en el más destacado de la asamblea, cosechando titulares a nivel nacional e internacional.
El 23 de septiembre de 2009, pese haber llegado al poder en 1969, no fue hasta ese año que empezó que Muamar Gadafi que hizo su aparición en la Asamblea Genera. El mandatario de Libia externó numerosas acusaciones contra Estados Unidos responsabilizándolo de haber desarrollado la llamada “gripe porcina” y poniendo en duda la explicación sobre la muerte de John F. Kennedy.
El 23 de septiembre de 2010, Mahmoud Admadinejad entonces presidente de Irán, llegó al pleno a sumar otra teoría sobre lo ocurrido en los atentados del 11 de septiembre en Estados Unidos, según él, sectores dentro del gobierno estadounidense orquestaron los ataques para mejorar su posición en el oriente medio y salvar al régimen sionista de Israel, su discurso provocó que 33 delegaciones diplomáticas incluyendo los miembros de la unión europea, Canadá, Australia e incluso Costa Rica, se levantaran y abandonaran la sala.
A los objetivos principales de la ONU de salvaguardar la paz, proteger los derechos humanos, establecer el marco de la justicia internacional y promover el progreso económico y social, en siete décadas de existencia, las Naciones Unidas han añadido nuevos retos como el cambio climático, los refugiados, el Sida y ahora… el Covid -19.
En las asambleas generales por lo regular los líderes de los países en cuestión, dejan vislumbrar su posición a veces prudente, otras enérgica, en ocasiones, las menos, acusadoras. “Y otras es preferible hacer mutis”.