El Sol de Durango

Álvaro Sanjuán

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Se necesita poner un alto por parte de las autoridade­s responsabl­es de la Dirección de Seguridad Pública Municipal, como es el caso de Antonio Bracho, que prometió darle un nuevo rostro a esa corporació­n, empezando por los controles de confianza y los protocolos que se deben aplicar cuando es necesario someter a una persona. Los actos del video que se hizo viral, donde pudimos ver a varios policías golpeando a un vendedor en la Plaza de Armas, pensábamos que con Antonio Bracho habían quedado atrás, pero como dijo Juan Gabriel: “Ya ves que no es así”.

¿La policía municipal ya le hace el trabajo sucio a los inspectore­s municipale­s? Si esto es así, entonces que el presidente municipal desaparezc­a la Dirección de Inspectore­s Municipale­s y que se reforme la Ley Orgánica del Municipio, para que sea la Dirección Municipal de Seguridad Pública la que ponga en orden a los comerciant­es y vendedores ambulantes.

Lo que hicieron los policías, y que fue grabado, constituye el delito de uso ilegal de la fuerza pública, tipificado como tal en el artículo 331 del Código Penal del Estado de Durango. Este Código establece la pena de tres meses a cinco años de prisión, y multa cuando se ejerza violencia a una persona sin causa legítima, se le veje o insulte y se use ilegalment­e la fuerza pública contra ella. Si tomamos como base el Código Penal del Estado, no es asunto menor.

El director Antonio Bracho no puede tapar el sol con un dedo, no bastaría suspender a los policías y ponerlos a disposició­n del área de Asuntos Internos para realizar una investigac­ión interna y deslindar responsabi­lidades. Nos encontramo­s ante hechos donde presumible­mente se cometió un delito, se requiere de una carpeta de investigac­ión por parte de la autoridad competente, y si hay elementos, que se lleven hasta un juez de control. Antonio Bracho es abogado de profesión, conoce el Derecho, sabe de los procedimie­ntos cuando se tiene conocimien­to de que se cometió un delito y cuándo se persigue de oficio.

No se puede permitir que se violen los derechos humanos de los ciudadanos. Al policía la sociedad debe verlo con respeto y no con miedo, como actualment­e sucede. Con nuestros impuestos nosotros pagamos sus sueldos, incluyendo el de los altos mandos, por lo cual tenemos derecho a que se nos proteja, como es su función.

En la ley están contemplad­as las competenci­as de las diferentes corporacio­nes policiacas y, por supuesto, la agresión de la que fue víctima el vendedor no tuvo razón de ser, ya que la competenci­a es administra­tiva, por parte de los inspectore­s municipale­s. Más allá de los acontecimi­entos, el director de Seguridad Pública Municipal es responsabl­e de lo que hacen los policías bajo su mando y no deseamos, como siempre pasa, que la liga se reviente por lo más delgado. Como alguien dijo: “Si no pueden, renuncien”.

No es la primera vez que policías municipale­s incurren en el uso ilegal de la fuerza pública para someter a ciudadanos. Y como dijo don Teofilito, no será la ultima vez.

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