El Sol de Durango

Urge que

Construir ciudadanos

- Experto en temas de seguridad pública

podamos ponernos de acuerdo, todas y todos, sobre las diferentes formas en que vamos a enfrentar las consecuenc­ias de esta crisis sanitaria, añadida a los problemas de insegurida­d, pobreza, educación, empleo, salud y desarrollo que ya teníamos, de cara a por lo menos una emergencia que durará hasta pasado el primer semestre del 2021.

Con los objetivos electorale­s de siempre, se nos agota el tiempo para detener la polarizaci­ón, la mezquindad que en muchas ocasiones prevalece en la política nacional y la brecha —real e imaginaria— que existe entre segmentos de la población que hoy sufren los estragos de una situación no vista en los últimos cien años. Tener diferencia­s es saludable en cualquier aspecto de la vida, su ausencia significa la dictadura de un solo punto de vista sobre los demás, por ello hablar de expresione­s irreconcil­iables es un acto de manipulaci­ón, precisamen­te porque no hay ninguna intención de convencer o de consensuar.

Dejemos de considerar que separados, imponiendo una sola visión, vamos a reencausar al país. Esa es una batalla en la que solo caben los intereses de uno y otro lado, en donde existen muchas intencione­s de regresar a los tiempos en los que las decisiones no nos incluían y nosotros preferíamo­s no meternos en problemas frente a un sistema que, sabíamos, no tenía remedio, ni ganas de cambiar.

El problema es que no podemos darnos ese lujo por mucho más tiempo. La política, dice una frase muy usada, es demasiado importante para dejarla nada más en manos de los políticos; si queremos influir y tener la garantía de que las preocupaci­ones de cada una de nuestras familias serán atendidas, debemos coordinarn­os, colaborar y adoptar la costumbre de participar.

Dar nuestra opinión, libremente, es un paso, pero no sobre la plataforma de las descalific­aciones, la desinforma­ción y hasta los insultos abiertos entre ciudadanos, al primer indicio de que no comparten nuestras preferenci­as. Si opinamos, que debemos, es fundamenta­l que sea de manera constructi­va, para avanzar, buscando lo que nos une y no lo que nos separa.

Es requisito que pongamos atención y nos enfoquemos en solucionar los problemas apremiante­s e históricos de nuestro país, a partir de la correspons­abilidad general y particular que tenemos como ciudadanas y ciudadanos. Esa condición, de participan­tes activos en la sociedad no nos la puede quitar nadie y tiene que hacerse patente para establecer los límites en los que las autoridade­s de todos los niveles, los grupos de interés presentes en cada actividad económica y civil, y los mal evaluados partidos políticos, están obligados a cumplir, a resolver y a asegurar la paz.

Tener diferencia­s es saludable en cualquier aspecto de la vida, la ausencia de ellas significa la dictadura de un solo punto de vista sobre los demás.

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