El Sol de Durango

Quien siembra

Mario Delgado fue la respuesta

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vientos, cosecha tempestade­s. Hoy lo vemos en el proceso de Morena. Por un lado, estuvo Porfirio Muñoz Ledo en la suma de procedimie­ntos judiciales y denuncias; en el otro Mario Delgado, en la suma de apoyos y llamados a la unidad.

Previo a la encuesta de reconocimi­ento, se integró al proyecto de Mario Delgado el joven compañero de Naucalpan Carlos Zurita, aspirante a la candidatur­a por la Presidenci­a que obtuvo un porcentaje de casi 15 por ciento de reconocimi­ento popular; así como las compañeras Donají Alba, Karla Díaz y Blanca Jiménez, candidatas a la Secretaría General del partido.

Este fin de semana pasado y antes de procesarse los resultados de la tercera encuesta, el compañero Gibrán Ramírez decidió apoyar a Mario Delgado, al igual que Antonio Attolini, que junto con Mario estuvieron este fin de semana en la elección de Coahuila. Ambos jovenes políticos entendiero­n que, en una democracia, las mayorías acaban mandando. Y por encima de cualquier otra cosa está la unidad y el respeto al esfuerzo de todos los participan­tes en este proceso. Ambos también asumieron que es realmente importante, el proyecto y también fortalecer­lo entre todos.

La coordinaci­ón morenista que ya encabeza Mario Delgado a nivel federal cuenta con la participac­ión activa de más de la mitad de los senadores de Morena y del 70 por ciento de sus diputados. La explicació­n es simple: entre más conocen a Mario Delgado, más aceptación tiene. Las encuestas realizadas hasta hoy lo han demostrado con límpida claridad. Como dato curioso, el diputado Porfirio Muñoz Ledo no tiene más de 40 diputados manifestán­dole su total simpatía. Es claro para mí cómo se fue desvanecie­ndo su liderazgo e imagen en la medida en que lo fuimos conociendo a profundida­d. Estoy segura de que al inicio de la Legislatur­a muchos creímos que su presencia e intención estarían a favor de fortalecer y acompañar el proyecto por el que ganamos las elecciones. Pero conforme avanzamos, el diputado integró su propia agenda, no siempre vinculada al proyecto de AMLO. Entre más se conoce a Porfirio, menos personas lo prefiriero­n como presidente de nuestro partido.

Porfirio es un hombre al que le gustan los cargos; vimos lo difícil que fue para él dejar la Presidenci­a de la Mesa Directiva en la Cámara de Diputados. Él parece ser alguien que se encuentra cómodo en el conflicto, le gustan la polémica y el debate, por eso los provoca y fortalece. Hay algo de eso que sin duda es necesario en la construcci­ón democrátic­a del Estado, pero su exceso —en un escenario de confrontac­ión sistemátic­a y con una oposición que se endurece e incita al caos— no conviene a nadie.

Yo sigo sin comprender a quienes llegaron a legislar avalados por un proyecto y ahora se oponen al mismo. En campaña, todos los diputados de Morena difundimos y pedimos el voto por un proyecto alternativ­o, cuyas bases están perfectame­nte delineadas en diversas publicacio­nes y propuestas realizadas por el hoy presidente de México. Por eso es inexplicab­le, para decirlo de manera sutil, que cuando debimos defenderlo y votar a su favor en la Cámara de Diputados, hayan surgido pequeñas oleadas internas que se manifestar­on en contra de las reformas necesarias para hacer realidad lo que ya habíamos prometido.

En algún momento, Muñoz Ledo incluso nos insultó llamándono­s "lacayos e hipócritas", a quienes defendemos y votamos en congruenci­a con el proyecto que encabezamo­s.

A Porfirio lo que más parece gustarle es el apoyo de la cúpula del poder, en este caso el de los burócratas que se han sentido una suerte de dueños de nuestro partido. No se puede seguir siendo omiso a la muy grave falta de piso parejo, necesario para esta contienda.

¿Qué explicacio­nes pueden darse de las reuniones en la casa de Bertha —primero— y de Porfirio —después— con Ramírez Cuéllar? Son hechos que deshonran y contravien­en, por todos los flancos, los principios básicos de los estatutos que hoy norman la vida interna del partido.

Es una pena lo que hoy las diatribas, mentiras y deslealtad­es le han hecho a Morena; y como sucede cuando privan los intereses y no los ideales, su antiguo aliado ahora es su enemigo y ambos pelean por un cargo, lo ven como un botín y no como la oportunida­d de construir el porvenir que es de todos.

Porfirio puede pasar de ser el presidenci­able, al candidato de la vergüenza. Una pena estar inmerso en esos tristes escándalos de abuso, poder y traición.

No me cabe la menor duda de que en Morena hay dos visiones muy contrastan­tes y claramente diferencia­das. Los ciudadanos simpatizan­tes y militantes han decidido en esta tercera encuesta y yo estoy convencida de que Mario Delgado volverá a ganar en esta ocasión.

Luchamos al lado de Mario Delgado y de Andrés Manuel López Obrador por un proyecto de unidad y apoyo a la Cuarta Transforma­ción. Por eso estamos seguros de que en la encuesta, Mario Delgado fue la respuesta.

No me cabe la menor duda de que en Morena hay dos visiones muy contrastan­tes y claramente diferencia­das.

Diputada Federal Coordinado­ra de Economía del Grupo Parlamenta­rio de Morena www.facebook.com/angeleshue­rtadip/ @gelahuerta

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