Leobaldo García O.
La detención del general Salvador Cienfuegos,
es sorpresiva dadas las buenas relaciones que el presidente presume tener con la Casablanca.
Versiones hay de que el presidente lo pidió - lo supo 15 días antes- figuración inocente que le fueran hacer caso, y menos después de ordenar la libertad de Ovidio Guzmán en su fallida detención.
Versión próxima es que es por la rivalidad que existe entre las agencias de investigación, DEA, CIA, FBI etc., y que por estrategia política Washington así la mantiene para no depender de conclusiones de una sola de ellas. Se dice también que es un lance electoral de D; Trump, inverosímil por el desprestigio que carga el gobierno mexicano en el extranjero. La 4T ni por enterada se dio de este asunto y de García Luna, a todos los corruptos grandes los aprehenden en el extranjero, con los medianos no pasa nada. Lo que el presidente debió declarar molesto, es que exige a la Fiscalía General de la República y a la Procuraduría de Justicia Militar, una investigación inmediata de los hechos.
La respuesta del presidente quedó por debajo de la del jefe de Estado, la acusación al general aunque conducta personal involucra a todo el ejercito en atención a su rígida y vertical disciplina, a la discrecionalidad encapsulada que siempre ha tenido. Se deduce que intramuros oficiales y jefes se enteraron o contribuyeron. Salvedad hecha de que está por encima el prestigio de la institución, de las más reconocidas en el México.
Al día siguiente el presidente no estuvo mejor. Recordó que la Marina ejecutaba a delincuentes desde helicópteros. Episodios de una secuencia que antecede a García Luna. Tiempo atrás se conoció que los EE.UU. entrenaron a la Marina en cuerpos especiales porque no confiaban en las demás corporaciones, y vimos actuar a la Marina con acciones distintas a las del Ejército.
Por el respeto y opinión que se tiene del Ejército, la acusación perjudica a todos, empezando por el gobierno y al presidente que se apoya bastante con trabajo militar en aéreas de ingeniería civil. En estos casos Washington y sus agencias actúan según sus intereses y no tanto por justica, esperemos el proceso, si lo hay, sus consecuencias e implicaciones.
López Obrador no es populista, el populismo inicia y termina atacando al gran capital nacional y extranjeros, es nacionalista. El presidente tampoco es de izquierda, es conservador en ideas viejas de la familia y la educación. Si es algo autoritario, no cree en la función de su partido.
Él es autosuficiente, ganó fácilmente por su persistencia y la corrupción del PRIAN, pero para modificar instituciones sociales es imprescindible un partido político con doctrina y organización, y adecuación inducida en una burocracia, Morena no tiene ninguna de los dos condiciones. No le interesa a López Obrador, ya lo dijo, él puede crear otro partido si Morena no se compone, sólo que hoy más que nunca necesita un partido en Morena con dimensión orgánica e ideario, y quién sabe si tenga tiempo para ello, después de dos años hay otro ambiente.
Dejamos estos antecedentes y creemos porque se respalda en el Ejército en muchas labores, ellos obedecen, trabajan duro y ahorran recursos.
Las consecuencias sociales no importan; él puede con todo, basta su prestigio muy abonado por sus corruptos y torpes contrincantes, y ayudado por Peña Nieto, y que le será más difícil seguir esquivando su enjuiciamiento.
La rivalidad de todos contra todos es la justificación perfecta para que todos se sometan a uno.- Thomas Hobbes; El Leviatán