Nosotros los progres
OPINIÓN
La anécdota nos muestra el conservadurismo de las buenas conciencias: En abril de 1951 se presentó en Cannes de Luis Buñuel. El exiliado español enfrentó duras críticas del pensamiento nacionalista. ¿Cómo era posible que se nos expusiera ante el mundo de manera tan cruda?
Un extranjero se atrevía a romper con el paternalismo con el cual eran vistos sectores marginales y presentaba una realidad –la de la miseria– sin los adornos morales de la Época de oro.
En defensa del largometraje –al cual la Unesco años después nombró Memoria del Mundo- salió el poeta y diplomático Octavio Paz.
Entre otras cosas, escribió un texto titulado
y lo repartió en hojas sueltas. En algún punto de esas páginas decía: "Y el peso de la realidad que nos muestra es de tal modo atroz que acaba de parecernos imposible, insoportable”. Poco después
triunfaría en Cannes y se llevaría varios premios Ariel.
Y es que la evasión y el paternalismo enamoran más al público que ver una aguda conciencia crítica. Eran los tiempos en que la trilogía del martirologio virtuoso de y personajes similares prevalecía en el cine nacional.
Años después, en 1967 –y dando nuevo aire al cine mexicano- llegaría dirigida por Juan Ibáñez, protagonizada por Jullissa y Enrique Álvarez Félix en el papel de un par de jóvenes acomodados –fifís, pues- que en una noche de juerga conocían a un grupo de bohemios callejeros, interpretados por Ernesto Gómez Cruz, Eduardo López Rojas, Sergio Jiménez y el recientemente fallecido cantante y compositor Óscar Chávez. En esa película, los actores del elenco rompían con el arquetipo que había de los personajes de origen popular
¿De dónde viene entonces el escándalo que se ha generado por el estreno del filme (Michel Franco, 2020)?
Tal vez es la reacción de un México que brama por el regreso del paternalismo.
La película que es protagonizada por Diego Boneta, Naian González Norvind, Darioyazbeck, Mónica del Carmen, Eligio Meléndez y Fernando Cuautle, tiene un punto de vista claro sobre una posible revuelta social en la cual los pobres someten a los ricos.
El tema pesa más que el de un supuesto régimen totalitario para llamar al orden. El punto de vista del realizador de otros títulos como oa
es claro. Sin concesiones.
El origen de no sólo se encuentra en retratar un contexto social, y coyuntura. Hay quizá referentes literarios de mayor calado; la obra de corte social de Jean Genet, es un ejemplo.
Ganadora del Gran Premio del Jurado en el Festival de Cine de Venecia, la película va más allá del virtuosismo narrativo, ya que es un reto intelectual para el espectador.
Su perturbadora trama deja más dudas que respuestas y eso le da una trascendencia que rebasa a la frivolidad de las buenas conciencias. Si usted es un progre de redes, evítela. No le va a entender.