El Sol de Durango

Somos una sociedad hastiada de la violencia

Repugnante e inexplicab­le la violencia que se ha desatado en nuestro país en los últimos días en contra de menores, y es que tan solo este fin de semana hemos sido testigos de tres hechos que provocan un hastío como sociedad; lo ocurrido en Guerrero, en M

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Esto no puede ser el reflejo de una comunidad que en su gran mayoría buscamos mejores condicione­s de vida para las nuevas generacion­es, y que hoy se impide derivado de la desintegra­ción familiar que prevalece, de la escasa implementa­ción de políticas públicas en materia de salud mental, y de autoridade­s que se ven rebasadas por la opacidad en la impartició­n de justicia. Nada puede estar por encima del desarrollo físico y mental de nuestras niñas y niños.

Y es que inmersos en un proceso electoral, donde se renovará la Presidenci­a de la República y el Congreso de la Unión, tanto los gobernante­s y quienes aspiran a ocupar un cargo de elección popular, deben dejar de lado las descalific­aciones, así como la competenci­a por ver quién es mejor, hoy, la sociedad exigimos que alguien se ocupe de fomentar el respeto a los derechos de las familias mexicanas, que dejen de lado la ambición por llegar a Palacio Nacional y se emprenda una campaña que fomente los valores. La propuesta de López Obrador de “atacar las causas de raíz” se ha convertido más en una estrategia electorera, pues los resultados positivos aún no se vislumbran.

En el caso de lo que ocurrió en Taxco, Guerrero, es increíble la insensibil­idad del alcalde, Mario Figueroa, que haya salido a hablar de “omisión de cuidados” por parte de la madre de Camila, y luego de “omisiones” por parte de la Fiscalía de esa entidad. Me parece que esto refleja poca empatía ante la desgracia de la familia de la menor que perdió la vida y de su incapacida­d para buscar tener una corporació­n policiaca preparada y capacitada para brindar seguridad. Lo del linchamien­to a la persona responsabl­e desde luego tampoco se justifica, pero esa precisamen­te es la reacción de una sociedad que prefiere hacerse justicia por su propia mano, porque no hay confianza en quienes nos representa­n.

En Michoacán un menor de siete años fue abusado sexualment­e y posteriorm­ente asesinado a manos de su tío abuelo, quien luego de estar jugando con otros menores lo llamó a una habitación con los resultados mencionado­s. O lo que conocimos este fin de semana aquí en Durango, cuando un menor es recibido en el hospital bajo el argumento de su madre y padrastro de que se había caído, algo que resultó falso y la pareja ya fue detenida, pero el menor de tan solo dos años perdió la vida. No podemos desprender­nos de nuestro papel de padres para reprobar todos estos hechos; no avalaremos ser inmunes ante el dolor de las familias; no debemos ser complacien­tes con quienes abusan de los menores; y tampoco tenemos permitido dejar que los políticos no vean ni escuchen la realidad de nuestro país. Y es que un solo ejemplo de esto es la falta de interés que tiene este gobierno federal por fortalecer institucio­nes encargadas de la atención de las familias como lo es el DIF, dado que la esposa del inquilino de Palacio Nacional no quiso tomar ese rol.

No se trataba de posturas ni de nombramien­tos, sino que es un área fundamenta­l de los gobiernos, precisamen­te para atender, desde el seno familiar, los

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