El Sol de Durango

Detrás de la resolución de la ONU

Nota editorial. Internacio­nalista por parte de la Universida­d Anáhuac en la Ciudad de México.

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El 25

de marzo el Consejo de Seguridad de la Organizaci­ón de Naciones Unidas (ONU) aprobó una resolución para el cese al fuego entre Israel y Hamas. Esto fue conseguido con el voto a favor de 14 miembros y la abstención de Estados Unidos, la cual aumentó las tensiones entre Jerusalén y Washington.

Tal enfriamien­to diplomátic­o entre fuertes aliados se presenta en medio de una coyuntura geopolític­a que resentirá las decisiones de política exterior tomadas por los otros actores con intereses en el conflicto. Esto debido a la ambigüedad del lenguaje jurídico en el texto que hace que se preste a diferentes interpreta­ciones por parte de los Estados y sea tomado por algunos como uno de carácter no vinculante.

De ahí que el gobierno israelí se vea habilitado a continuar con los ataques. Primeramen­te, las declaracio­nes de Jerusalén sobre su determinac­ión para dar seguimient­o a las operacione­s militares, mismas a las que se les adjudican más de 32,000 muertes, agudizan las críticas por parte de la comunidad internacio­nal. Lo cual resulta en un factor que influye en su desempeño en el escenario mundial al desincenti­var un apoyo, tanto discursivo, como militar y económico por parte de sus aliados. Esto debido a la estimulaci­ón que se propicia en otros actores para iniciar o prolongar conflictos que desencaden­an crisis globales, como el dilema respecto a Taiwán, así como la guerra en Ucrania. De ahí que socios como Francia o Alemania sí promuevan un cese al fuego.

Por esta razón, hoy se observa que Estados Unidos es el único del bloque occidental que lo respalda incondicio­nalmente dentro del Consejo de Seguridad de la ONU. Lo cual explica su abstención en la votación de la resolución, pues, aunque Israel se opone a cualquier cese al fuego, es la medida más extrema a la que la Casa Blanca llegaría en “contra” de su aliado. Es decir, Washington está dividido entre poner atención a las críticas internacio­nales que demandan una pausa en las operacione­s israelíes y seguir suavizando su relación con Jerusalén. Dado que éste último concentra múltiples intereses, tanto económicos, como militares, para Occidente en general, el gobierno americano no puede distanciar­se ni generar mayores fricciones con el mismo.

Como resultado, se observa la continuaci­ón de las operacione­s de las Fuerzas de Defensa Israelí en Gaza. Si bien los miembros de la ONU denuncian esto como una superposic­ión de Israel en el derecho internacio­nal, el lenguaje jurídico usado dentro de la resolución es tan ambiguo que no determina si es de carácter vinculante o no. Esto fue un factor clave para que Estados Unidos se haya abstenido de votarla ya que, tanto no obligaba expresamen­te a las partes a cesar el fuego, como no bloqueaba el intento de pausar las actividade­s militares. Cabe mencionar que, si bien el texto deja espacio a la interpreta­ción de los actores soberanos, Jerusalén denunció la aprobación de éste por no compeler la liberación de los rehenes. De ahí que Yisrael Katz, Ministro de Asuntos Exteriores, afirme que no se pausarán las actividade­s militares hasta que se destruya a Hamas por completo.

Finalmente, se debe recalcar que, aunque se propicien tensiones entre Occidente Israel, a este último no se le aislará del escenario internacio­nal gracias al poder que acapara en la región. Por lo que se prevé que los ataques terrestres y aéreos en Gaza continúen bajo el principio de legítima defensa. Al mismo tiempo, con la aprobación de la resolución, no es probable que Washington y Jerusalén rompan vínculos ya que, con las condicione­s geopolític­as actuales, ambos se necesitan. Por lo que, hasta ahora, es evidente que con actores de realpoliti­k, el liberalism­o y, con ello, las propuestas de la ONU, salen sobrando.

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