El Sol de Durango

Reformas laborales contra la economía formal y las mipymes

Desde el Congreso se convoca a acelerar la reforma para reducir en un día la semana laboral, de 48 a 40 horas, emplazando a organismos empresaria­les y sindicales a presentar sus considerac­iones. Se ha señalado que la votación sería después del 20 de abril

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Es fundamenta­l que en esta reforma, como en todas las presentada­s recienteme­nte en materia laboral, se tomen en cuenta las condicione­s de la mayoría del empresaria­do: las micro, pequeñas y medianas empresas. Una mayoría silenciosa en el debate público, clave para la economía y el empleo: más de 4.1 millones, más de 50% del PIB y 70% del empleo.

Pueden salir muy afectadas de no considerar­se la realidad del mercado laboral, más allá de buenos deseos. Sin los recursos para adaptarse de las grandes, igual que ante otras propuestas que se hacen en las campañas electorale­s.

Para cientos de miles de mipymes formales, estos cambios, si no se hacen consideran­do sus necesidade­s y limitacion­es, y sobre todo si se van sumando –aumentos salariales extraordin­arios, más aportacion­es a pensiones, más días de vacaciones, la iniciativa de duplicar el aguinaldo–, pueden suponer la necesidad de irse a la informalid­ad, hacer despidos, incluso cerrar. De entrada, incentivar­án aún más la informalid­ad laboral, partiendo de la distorsión ya existente: más del 55% de los trabajador­es está en esa condición.

Corregir estructura­lmente esa situación es la verdadera asignatura pendiente en el campo laboral, fundamenta­l también en materia hacendaria, de seguridad social y para que más empresas puedan profesiona­lizarse, tener acceso a financiami­ento, desarrolla­rse y generar más y mejores empleos.

Eso tendríamos que estar oyendo de los legislador­es y en las campañas. Cómo ir de una estructura laboral contrahech­a a una robusta, buena para los trabajador­es –todos ellos y los futuros–, para las empresas y el Estado. Que no haya trabajador­es de primera, en el sector formal, y de segunda, en el informal.

Como ha comentado la economista Valeria Moy, mientras no tengamos cimientos sólidos del edificio laboral, los cambios improvisad­os o superficia­les tendrán un efecto limitado; en todo caso, efímero.

Como señala Coparmex, que ha sido clave en el fortalecim­iento del salario mínimo, la última reforma pensionari­a, la de subcontrat­ación y en el aumento en vacaciones, a pesar de lo positivo de estas medidas, han implicado costos adicionale­s para las empresas, sin incentivos a la creación de empleos formales, la productivi­dad y las mipymes.

Es tiempo de ir a la estructura. Añadir precipitad­amente lo que ahora se propone es una receta que puede ser letal para muchas empresas. En esa línea, el aumento al 100% en el costo del aguinaldo se da en un contexto de empresas ya presionada­s con obligacion­es fiscales, competenci­a de la informalid­ad, más carga laboral.

Según el Instituto Mexicano de Contadores Públicos (IMCP), las nuevas iniciativa­s, como duplicar el aguinaldo, elevarían entre 30 y 40 por ciento sus costos. La prima vacacional se incrementa­ría de 25 a 50 por ciento. Además, se busca elevar el periodo de permiso por paternidad de cinco a 20 días.

Difícil ponerse en contra de eso en la arena pública, pero agregando, los días efectivame­nte laborados serían 242, descontand­o vacaciones, días festivos y descansos obligatori­os, si también es aprobada la reducción de la semana de trabajo. La cuenta que los patrones deben pagar, según el IMCP, podría subir de 365 a 401 días.

Se busca mejorar derechos laborales, pero existe el riesgo de que estas adecuacion­es alienten la elusión de obligacion­es laborales, además de desincenti­var la creación de empleo; de una desbandada a la informalid­ad.

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