Ofrecen un ritual de éxitos y nostalgia
Caifanes cautivó a 10 mil almas en el Auditorio Nacional al hacer un recorrido por su carrera
Aunque el boleto marcaba la cita para escuchar a Caifanes, gran parte de las butacas del Auditorio Nacional lucían vacías para ese entonces. Eso no importó para que diez minutos después las pocas gargantas presentes sonaran efusivas para continuar con la celebración de los 30 años de la banda.
Entonces Diego Herrera salió y tocó algunas notas con el teclado. Así abrió camino para Saúl Hernández, Sabo Romo, Alfonso André y Rodrigo Baills. Los dioses
ocultos sonó y como si esos seres superiores hubieran hecho un milagro, la sala del Auditorio Nacional se llenó de fieles que a pesar de las adversidades climáticas no faltaron a su encuentro musical.
Los gritos, saltos y el aplauso de pie fue la alabanza que 10 mil almas realizaron como tributo a sus ídolos, quienes respondieron con los temas Viento, Nubes y Mie
do. “Indescriptible lo que sentimos ahora, gracias por estar aquí, por acompañarnos, es un honor, una bendición estar frente a ti. ¡Bienvenido a tu ritual!”, dijo Saúl para recibir a sus fans.
Si en la parte delantera los chavos con playeras holgadas y puños arriba daban saltos sin cesar, la parte central se componía de caballeros trajeados con brazos cruzados que irremediablemente terminaban agitando la cabeza al ritmo de Sombras en tiempos perdidos o Mátenme porque me muero, pero todos, atentos. Como toda ceremonia, hubo momentos de reflexión. El primero con Tortuga, canción con la que la banda pidió respeto por los animales. Después un llamado a la protección de los niños, con Ayer me dijo
un ave, donde Saúl saludó a los “nuevos caifanes” que con sus voces infantiles entonaban sus canciones.
Pero el llamado más fuerte llegó con
Antes de que nos olviden, cuando recordaron la violencia que México ha sufrido. “Muchos reporteros muertos, jóvenes desaparecidos, encontrados desmembrados en otros lugares. Finalmente (este) es un llamado a los derechos humanos”, dijo Saúl, recordando que sólo los ciudadanos pueden hacer el cambio.