Víctima de discriminación acude a plática de justicia restaurativa
Es el primer asunto de este tipo que se trata en un juzgado penal
“Me hizo sentir humillado, me hizo sentir como perro y no quiero que nunca nadie sienta lo que yo sentí”, afirmó Don Carmelo, protagonista del primer asunto de discriminación que llega a un juzgado penal.
Entrevistado en los juzgados de oralidad luego de que acudió a una plática restaurativa en la que la imputada de nombre Karina le ofreció pagar 700 pesos y una terapia psicológica para restituir el daño causado, lo cual no aceptó Don Carmelo, insistió que su interés no es económico, sino que no quiere que nadie resulte discriminado.
A nombre de Don Carmelo que presenta una dificultada para hablar por el cáncer de laringe que padece, su abogada Marcela Castillo Sánchez, comentó que lo que busca el señor Carmelo es que no se repita el hecho, ya que le negaron un servicio por sólo tener un apellido, lo que le hizo “sentir culpable porque su mamá sólo le puso un apellido”.
De ahí que solicite reparación de daño psicológico y moral. En este sentido, la abogada explica que el aspecto moral requiere un estudio interdisciplinario entre varias ramas como la psicológica y la psiquiatría para saber de qué forma se puede reparar el daño causado.
El señor manifestó que como tal dinero no quiere, su intención no era económica, sino que otras personas no sientan lo que él sintió con ese trato, porque además está enfermo, iba cansado, lo acababan de radiar y nada sensibilizó a la imputada, por el contrario reaccionó de un modo que lo hizo sentir mal.
Como abogada, dijo sentir orgullo por presentar por primera vez ante un juez una imputación por el delito de discriminación, acción que es constante en la sociedad, pero a la que no se la ha dado relevancia.
Destacó que existe la intención de apoyar a la víctima por parte del estado para que defienda su dignidad, y confió en que hay elementos para llegar a una sentencia condenatoria.
Por otro lado, comentó que la imputada incumplió con la medida cautelar impuesta por la juez de control, quien le pidió no acercarse a la víctima a una distancia no menor de 15 metros, y cuando acudió nuevamente por un envío de dinero, la mujer lo quedó mirando de manera burlona.
Sin embargo, el hecho lo pasará por alto la víctima, ya que refiere que su intención no es dañarla, sino que reconozca su mala acción, por eso decidió no volver a pararse en el negocio de envíos de dinero, sino que vaya su esposa.