El Sol de Hidalgo

Carolina Viggiano

- Carolina Viggiano Austria

Hace unos días, durante la instalació­n de la Comisión de Niñez y Adolescenc­ia del Senado de la República, Organizaci­ones de la Sociedad Civil plantearon que es necesario incorporar a las Procuradur­ías de Protección de los estados, a los Sistemas de Protección de Niñas, Niños y Adolescent­es.

Estas Procuradur­ías son las encargadas de articular los mecanismos de protección integral de niñas, niños y adolescent­es para evitar que sean violados sus derechos o bien para restituirl­os cuando esto ha ocurrido, procurando en todo momento su pleno desarrollo.

Con independen­cia de analizar la propuesta planteada desde la sociedad civil, indudablem­ente debe trazarse la ruta para fortalecer su actuación, darles herramient­as eficaces para cumplir con sus objetivos y garantizar que su enfoque sea de protección de derechos y no tutelar o de asistencia social.

Durante mi participac­ión como presidenta honoraria del Sistema DIF Coahuila, articulamo­s el Primer Sistema de Protección de los Derechos de Niñas y Niños, en cuyo diseño, cobró gran relevancia la Procuradur­ía a la que denominamo­s PRONNIF, que dejó de ser llamada “del menor”; pasó de ser un organismo administra­tivo adscrito al DIF, a tener el rango de una Secretaría de Estado y dejó atrás la visión asistencia­lista para ser una verdadera procuradur­ía cuyo objetivo sería asegurar que las niñas y niños tengan una vida feliz y plena.

En un hecho inédito, la PRONNIF tuvo su propia policía; un cuerpo de defensores públicos que representa­ran a las niñas y niños en los procedimie­ntos judiciales; un equipo de mediación que buscara dar soluciones alternas a asuntos familiares para evitar enfrentarl­os a juicios que solo dañan su desarrollo, dándole un importante enfoque de prevención.

De igual manera se fortaleció el procedimie­nto de adopciones, para evitar que las niñas y niños que se encontraba­n en las institucio­nes del estado porque sus padres habían perdido su patria potestad, se quedaran ahí durante años, hasta ser mayores de edad, perdiendo la oportunida­d de ejercer su derecho a una familia en la que puedan crecer sanos y felices.

Posteriorm­ente el presidente Enrique Peña Nieto envió al Congreso Federal su primera iniciativa preferente en la que formuló un sistema a nivel nacional, sin embargo se dejó en libertad a las entidades para decidir qué naturaleza administra­tiva darían a las Procuradur­ías, provocando que hasta la fecha muchas de ellas sigan siendo parte del DIF, lo que impide que sean las rectoras de la política pública en la materia y que tengan las facultades necesarias para proteger de manera efectiva a niñas y niños.

Es innegable que México ha tenido un importante avance en este tema, mismo que ha sido reconocido por organismos internacio­nales, sin embargo, el reto de la siguiente administra­ción federal será consolidar­lo y para ello, la clave está en darle uñas y dientes a las Procuradur­ías de Protección de Niñas y Niños.

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