INFONAVIT, FORJADOR DE PATRIMONIOS: DAVID PENCHYNA
Era necesario planear el desarrollo urbano y arrebatarle la gestión del territorio a intereses privados
Junto con el presidente Enrique Peña Nieto, participó en el Foro de Alcaldes por la Nueva Agenda Urbana, realizado ayer en la Ciudad de México.
En el ámbito global no hay un precedente de un país que haya apostado en número y profundidad al estudio de sus ciudades como lo ha hecho México con el Índice de Ciudades Prósperas, con 305 municipalidades evaluadas que representan a 90 por ciento de la población de nuestro querido México. Somos la nación con mayor número de reportes.
Así empezó su mensaje el titular del Infonavit, David Penchyna Grub, en el marco del Foro de Alcaldes por la Nueva Agenda Urbana, al que asistieron el Presidente de la República, Enrique Peña Nieto, y Maimunah Mohd Sharif, directora ejecutiva de ONU-Habitat, en su primera visita oficial a esta nación, entre otros funcionarios y empresarios.
Celebrado ayer en la Ciudad de México, el servidor público dijo que durante más de cuatro décadas el instituto ha sido el vehículo más importante para la constitución de patrimonio de los trabajadores.
El Índice no es una fotografía con filtros; es el espejo de nuestras ciudades para tomar todos las mejores decisiones.
“Anuncio con gran orgullo que, a partir de este momento, estamos habilitando una aplicación móvil para democratizar la información contenida en el Índice, para que cualquier ciudadano, sin costo alguno, active y sepa dónde vive y cuál es la evaluación de su ciudad para apostarle a la verdadera democracia”.
En su intervención, el secretario de Relaciones Exteriores, Luis Videragay Caso, informó que los instrumentos que se entregan a los alcaldes, particularmente el Índice de Prosperidad de las Ciudades (IPC), será una hoja de ruta, un diagnóstico eficaz y una guía para establecer políticas públicas concretas que permitan acercarnos al cumplimiento de este gran objetivo colectivo.
Rosario Robles, titular de la Sedatu, contextualizó que se debía asumir una política de Estado que recuperar las ciudades como lo que son: patrimonio público, propiedad de quienes vivimos en ellas.
Muchos pasos se han dado en este sentido en lo que nosotros hemos llamado la “Reforma silenciosa” del sexenio 2012-2018, pero no por eso menos importante.
Afectó, desde luego, intereses muy poderosos, pero había que poner a las personas en el centro del desarrollo urbano; había que empezar a recuperar la función social del suelo y convencer a los municipios de que respetando sus facultades era necesario planear el desarrollo urbano y arrebatarle la gestión del territorio a intereses privados, que por muy legítimos que sean no son los de toda la población.