Chalecos amarillos, fuerzas y debilidades
Movimiento hostil a cualquier organización y partido político, sin dirigentes ni ideología
PARÍS, Francia. La fuerza y la debilidad del movimiento de “chalecos amarillos” es, curiosamente, la misma: su estructura multifacética y sus características anárquicas. Esa rebelión que desde hace tres semanas logró estremecer a Francia y sacudir la estabilidad del gobierno de Emmanuel Macron, nació a través de las redes sociales en forma espontánea, es abiertamente hostil a toda forma de organización, no se reconoce en ningún partido político, no tiene dirigentes, carece de ideología y su plataforma se limita a una larga lista de reivindicaciones confusas.
Sus integrantes tampoco se definen como partidarios de la izquierda ni de la derecha, aunque detrás de algunos activistas se adivina la mano oculta del partido Reunificación Nacional (ex Frente Nacional) de Marine Le Pen o del movimiento populista de izquierda Francia Insumisa de Jean-Luc Melenchon.
“Rechazan todo lo que representa al poder. Aunque no lo expresan de esa manera, su lucha es contra el sistema”, interpreta Édouard Martin, eurodiputado del Partido Socialista francés. Es por eso que, hasta el momento, se han negado sistemáticamente a organizarse como partido o movimiento estructurado.
Esa frescura y espontaneidad fue el factor clave que les permitió brotar como hongos en todo el país y obtener la simpatía de más de 80% de los franceses. Pero esas cualidades se transformaron en su talón de Aquiles cuando debieron enfrentar la cruel realidad de la lucha política.
El movimiento había comenzado como una protesta contra el aumento de impuestos a los combustibles. Pero ese nuevo gravamen, último eslabón de una cadena de ajustes impositivos, adquirió un valor altamente simbólico.
“La Revolución Francesa que derrumbó a la monarquía en 1789 empezó como una explosión de cólera contra los impuestos”, afirma el historiador Gerard Noiriel, especialista de las luchas populares de Francia.
El gobierno no supo reaccionar a tiempo y permitió que, detrás de ese reclamo inicial, comenzaran a acumularse nuevas exigencias que iban desde un pedido de revalorización del poder adquisitivo, las /EFE