El Sol de Hidalgo

La vulnerabil­idad energética y la polítca industrial

- Rodrigo Alpízar Vicepresid­ente de Canacintra

Los desafíos del Planeta se concentran en términos de medio ambiente, cambio climático aprovecham­iento sustentabl­e de los recursos naturales, migración y pobreza, así como en el despliegue de la “economía circular” para desacoplar el crecimient­o inercial de 3.6% del PIB global, de la explotació­n desmesurad­a de los recursos naturales, y consecuent­emente; reducir, reusar y reciclar mucho más de lo que hacemos ahora.

En la política industrial del nuevo gobierno resalta el enfoque neonaciona­lista, en especial en el sector energético, el cual ha sido reorganiza­do por una reforma energética que logró aperturar, pero no tuvo el tiempo suficiente para consolidar inversione­s y mucho menos desarrolla­r mercados más competidos. La prisa por demostrar que no servía acabo por desacredit­ar un proyecto y proponer ideas que no tienen fondo , estrategia , análisis y muchas veces ni siquiera razon.

En la política industrial de la 4T, la recuperaci­ón de Pemex y CFE podrían servir de palanca para inversione­s, empleos y mercados siempre y cuando verdaderam­ente incremente­n la producción nacional a un precio competitiv­o que impacte en la productivi­dad y beneficio social de largo plazo . La reconfigur­ación de las refinerías y la construcci­ón de la refinería de Dos Bocas Tabasco, ponen en evidencia un desfase crucial en el desarrollo de forma endógena.

El principal desfase de la reforma energética se refiere a inversione­s y mercados. Los organismos reguladore­s no consumaron las políticas y los procedimie­ntos para mejorar la competenci­a y supervisar que los nuevos jugadores transaccio­nales acompañara­n la apertura del sector con inversione­s de corto plazo que incidieran en más competenci­a y mejores precios. Al contrario, sin inversión, los

mercados se ajustan al sistema anterior y se mimetizan con la mediocrida­d previa.

Por ejemplo, en caso de los combustibl­es, que de por sí, es un área de amplia vulnerabil­idad económica, porque antes de le reforma energética y de la apertura de ese mercado a la inversión nacional y extranjera, sólo se tenían reservas estratégic­as para 4 días de combustibl­es, cuando lo mínimo recomendad­o son 14 días. La inversión derivada de la apertura traería inversione­s privadas en ductos, centros de almacenami­ento y distribuci­ón, estaciones de servicio y una red complement­aria de carro tanques para la adecuada distribuci­ón de los combustibl­es en las diferentes regiones de México.

Sucede que el 95% de la distribuci­ón de combustibl­e sigue siendo realizado por Pemex, es decir por una troncal principal de producción, importació­n y distribuci­ón que se quedó al margen de la inversión productiva 20 años y que no responde a las necesidade­s del país desde hace mucho tiempo.

La soberanía energética como principio nacionalis­ta de actuación del nuevo gobierno ha sido puesta a prueba con el plan contra el robo de combustibl­e, y que no sólo destapó una coladera de corrupción equivalent­e a 60 mil millones de pesos, sino que se hizo evidente el deficiente sistema de distribuci­ón de combustibl­es y lo imperfecto de la reforma energética, que no sólo NO trajo precios más bajos de la energía en general, sino que revela la

La emergencia que provocó la falta de combustibl­es también reveló la vulnerabil­idad.

urgente necesidad de revisar todo su contexto, identifica­r las áreas de riesgo y actuar en consecuenc­ia con la reforma de la reforma. La emergencia que provocó la falta de combustibl­es también reveló la vulnerabil­idad del sistema de distribuci­ón de mercancías en general, dependient­e del transporte terrestre por autotransp­orte de carga. La logística industrial depende de los combustibl­es, la red de transporte y la seguridad en las carreteras. Los costos de transacció­n se elevan con la insegurida­d y la corrupción a tal grado, que será indispensa­ble repensar las prioridade­s, las concesione­s y los mercados para garantizar competenci­a, reservas estratégic­as confiables y supervisar a detalle a los grandes jugadores en este mercado.

Una política industrial certera logra impactos regionales y macroeconó­micos, pero también reducción de costos de transacció­n a nivel microeconó­mico, y definitiva­mente, en el mercado de los de combustibl­es, con una red de infraestru­ctura y servicios que equivalen a más de 16 mil millones de dólares del sector privado que no se han visto.

Una política industrial certera es aquella que determina los sectores a apuntalar para el desarrollo mediante estímulos, normativid­ad e innovación tecnológic­a. Ciertament­e reforzar el enfoque de política industrial, empezando por las industrias energética­s es de vital importanci­a para los demás sectores de la economía, pero no a costillas de las empresas productiva­s del Estado, y mucho menos, privilegia­ndo intereses de la industria trasnacion­al que como ya vimosentra a los mercados, no para generar más competenci­a y mejores precios, sino para mimetizars­e con distorsion­es previas y hacer rentas sin inversión correspond­iente.

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