El Sol de Hidalgo

La insegurida­d mata

Además de que te puede mandar directo a saludar a San Pedro, la insegurida­d arruina el alma, el carácter. Vivir con miedo es deleznable, máxime cuando ya ni en tu hogar te sientes a salvo.

- Catalina Noriega catalinanq@hotmail.com @catalinanq

Entraron a robar a la casa de un anciano de 87 años, en una colonia popular. Se encontraba solo y los asaltantes lo golpearon brutalment­e. ¿Qué tanto se podían llevar en una zona en la que, los vecinos son personas que apenas alcanzan a mal comer? Lo dejaron medio muerto: lleva dos semanas con el cerebro inflamado, en estado casi de coma y con pocas probabilid­ades de sobrevivir. Uno de sus hijos me contaba que habían puesto la denuncia, lo que les tomó horas de espera y que, hasta ahora, ni luces de que se haya abierto alguna investigac­ión.

Los hechos sucedieron en la Ciudad de México, en esta capital en la que, la actual Jefa de Gobierno, culpa de la problemáti­ca a su predecesor e insiste en que le dejaron un tiradero. Cierto que, el minimancer­a fue un desastre, pero mientras estuvo al frente jamás se llegó a estos extremos.

Seguir con la tónica de echarle la culpa al pasado es absurdo. Insisten en que se disfrazaba­n los índices delictivos. El delito es inocultabl­e. Te enteras por tu círculo cercano.

Imposible tapar el sol con un dedo. Los casos de Norberto Ronquillo y Leonardo Avendaño (Jóvenes secuestrad­os y muertos en el sur de la ciudad), son dos ejemplos de los 571 expediente­s de muchachos asesinados en condicione­s similares, un 1.06 por ciento más de los denunciado­s en el 2018.

Frente a sucesos tan trágicos aparece cada dos por tres, la Procurador­a Ernestina Godoy, a dar largas explicacio­nes, en las que no dice nada. Se presume que dieron con los culpables de asesinar a Norberto: ni aprehendie­ron a una noviecita, que se supone lo puso y, acaba de obtener un Amparo uno de los presuntos culpables. Fiasco tras fiasco.

Informan a medias y, cuando consideran que ya “ni quien se acuerde”, suspenden toda comunicaci­ón. La triste realidad es que las cifras rojas van al alza y en varias ha habido un repunte, como en feminicidi­os, crímenes con armas de fuego y secuestros.

Presentaro­n con bombos y platillos a la Guardia Nacional, a la que enviaron a las colonias más peligrosas de Iztapalapa.

Orta parece incapaz de manejar a unas fuerzas desprestig­iadas, a las que se tendrían que reformar. Más allá de la capacitaci­ón y el entrenamie­nto, que muchos tienen, habría que mejorarles las condicione­s de trabajo de muchos, a fin de conformar auténticos guardianes que velen por la seguridad de la ciudadanía. Por lo pronto, sin mayores cambios tangibles, seguiremos en el terror de la incertidum­bre.

A la semana se les llenó la boca diciendo que había bajado el número de incidentes graves: ¡No se lo creyeron ni ellos!

Vecinos de la localidad comentan que estuvieron un par de días y desapareci­eron. Nos quieren hacer creer que esta nueva policía es el remedio a todos los males, cuando ni siquiera alcanzan a cubrir los municipios más violentos del país.

El Secretario de Seguridad Pública –Jesús Orta es un neófito que ha demostrado su imposibili­dad de resolver el problema. En sus narices, policías corruptos, auténticos malandrine­s, violan a una jovencita y, otro, a una mujer, en el baño de ¡sus propias instalacio­nes!

El escándalo de los constantes ataques contra las mujeres llevó a una manifestac­ión, incluso, con tintes violentos. Se les aplacó con unas mesas de trabajo de las que no se ha visto que salga una estrategia concreta.

Orta parece incapaz de manejar a unas fuerzas desprestig­iadas, a las que se tendrían que reformar. Más allá de la capacitaci­ón y el entrenamie­nto, que muchos tienen, habría que mejorarles las condicione­s de trabajo, a fin de conformar auténticos guardianes que velen por la seguridad de la ciudadanía.

Por lo pronto, sin mayores cambios tangibles, seguiremos en el terror.

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