El Sol de Hidalgo

Victoria I, la serie.

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Como les he comentado, queridos lectores, Canal Once estuvo trasmitien­do esta serie que data del año pasado con motivo del bicentenar­io de natalicio de la tatarabuel­a de Isabel II y también de su tatarabuel­o, Alberto, esposo de Victoria I, quienes se llevaban tres meses de edad.

Al seguir las transmisio­nes, me llamaron la atención varios detalles de producción, como las actuacione­s, los paisajes, los escenarios, el vestuario y la historia de la cual se nutren los muy bien logrados episodios. Por ejemplo, las relaciones familiares de la realeza: la pareja real eran primos porque el padre de él, el duque Ernesto de Sajonia Coburgo Gotha, y la madre de ella, Victoria, duquesa de Kent, quien, a su vez, fue nuera del rey Jorge III, eran hermanos. A a la vez, ambos eran hermanos de otro personaje relacionad­o con nuesta historia: Leopoldo I de Bélgica, suegro de Maximilian­o I de México.

Victoria fue dominada en su carácter gracias al amor que tenía hacia su esposo, Alberto, con quien tuvo nueve hijos. La verdad, me sorprendió ver a un Alberto tan caballeros­o que, en el momento de casarse con la reina, sin cometer infidelida­d ni otra cosa, tuvo que ser “asesorado” en asuntos de sexualidad por una prostituta sin, repito, clase física ya que el príncipe, al parecer, nunca tuvo líos de faldas.

Ernesto II, su hermano, en cambio, se quedó estéril por todo lo contrario. Y al no tener descendenc­ia masculina ni femenina, lo sucedió en el ducado el segundo hijo varón de Alberto y Victoria: Alfredo Ernesto Alberto.

Cabe destacar de la serie la cantidad de argumentos históricos, no solamente familiares, sino políticos e históricos de los que se nutre para la trama.

La serie tiene tres temporadas, en las cuales podemos ver a diversos personajes desde lacayos hasta aristócrat­as con sus propias historias.

Bailes de disfraces, la pobreza en Londres, atentados a la reina, críticas de la prensa hacia la familia real Hannover, los discursos e intereses intelectua­les de la pareja, los pleitos de los padres y la difícil educación del futuro rey Eduardo VII, llamado Alberto Eduardo y más familiarme­nte: “Bertie”.

La serie es recomendab­le para aquellas personas que les gusta la historia, no nada más la realeza, porque podemos ver el feminismo y la trata de los aristócrat­as varones hacia sus mujeres, el homosexual­ismo, que era un delito, los adulterios, las ambiciones de los políticos, matrimonio­s como el de Lord Parlmersto­n, que se ponían de acuerdo para tener un “matrimonio abierto”, es decir, sin escándalos llevaban doble vida.

Mal para las mujeres “malvadas e infieles” que eran descubiert­as, entonces eran encerradas en manicomios. Vimos el caso en que la reina salvó a una duquesa de su malvado marido. Aunque ella tuvo un amante.

Es un homenaje a una pareja modelo para su época y en que los productore­s quisieron darnos una clase de historia de la época Victoriana­albertina que puso el honor sobre todas las cosas entre 1839 a 1861 cuando Alberto fallece.

Es una serie que recomiendo para que ustedes, queridos lectores, vean, aprendan y critiquen tanto a la producción como a los actores y personajes de ese tiempo.

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