¿Llegando tarde a la Seguridad Vial?
¿Alguien recuerda la resolución 64/255? Haciendo memoria les puedo comentar que, en mayo de 2010, la Asamblea General de la ONU la emitió con la finalidad del mejoramiento de la seguridad vial en el mundo. Y, además, esta resolución tuvo como referencia otras de los años 2003, 2004 y 2008 pronunciadas con el mismo objeto.
La diferencia fue la proclamación del Decenio de Acción para la Seguridad Vial 20112020, y tristemente vemos que nuestro país continúa falto de acciones sobre este tema, pues la incidencia de accidentes de tránsito parece no tener una proyección a la baja ni una contención con operaciones concretas que puedan ayudar a evitar secuelas de discapacidad en las víctimas, muchas veces irreparables, y peor aún, pérdida de vidas.
Desde hace más de una década la Asamblea General de la ONU ha expuesto que esta situación se trata de un problema de salud pública con implicaciones sociales y económicas que, indudablemente, afectan el desarrollo sostenible de los países y regiones. Al respecto, Organización Mundial de la Salud fue integrada en este tema a fin de cooperar con las comisiones regionales de la ONU en la coordinación de trabajos sobre este tema; así como el Grupo de Colaboración de las Naciones Unidas para la Seguridad Vial para elaborar un Plan Mundial.
Vale la pena mencionar que los pilares de este Plan son “la gestión de la seguridad vial; vías de tránsito y movilidad más seguras; vehículos más seguros; usuarios de vías de tránsito más seguros; y respuesta tras los accidentes y atención hospitalaria más seguras”.
No obstante, la seguridad vial no se encontraba presente en los Objetivos de Desarrollo del Milenio, y el tema se integró en la Agenda 2030, lo que significa que continuará con un marcaje especial hasta que las cifras de accidentes y muertes por accidentes de tránsito sean reducidas al máximo.
Por ello, queremos dar énfasis al seguimiento de los cambios que puedan ser propiciados en nuestro contexto de cultura vial, donde nos encontramos en tiempos de sumar a todos los sectores que conformamos a la sociedad mexicana; es decir, la participación de las organizaciones sociales, empresarios, académicos y
profesionales, juega un rol importante para contribuir en la construcción y funcionamiento de un Estado de Derecho.
Trabajar de manera unida es primordial en estos tiempos con la finalidad de conjuntar las visiones de todos los sectores para la cimentación de políticas públicas en materia de seguridad vial, un marco regulatorio y un verdadero impulso de la cultura que en este ámbito hace tanta falta.
¿Cuántos de nosotros hemos leído nuestros reglamentos de tránsito? ¿Quiénes ceden el paso, aun llevando prisa? ¿Respetamos los semáforos? ¿Conocemos el significado de los señalamientos? ¿Respetamos los límites de velocidad? Estas preguntas pudieran parecer triviales, sin embargo, en el fondo las respuestas que brindemos podrían exponer la falta de un principio básico de convivencia: respeto por el prójimo y ausencia de valores cívicos que nos permitan una armonía social.
Hoy es el momento de generar un marco normativo y operativo que brinde herramientas adecuadas para evitar accidentes de tránsito, que cuente con un esquema sancionador que inhiba conductas inadecuadas y siniestros prevenibles.
Además, dejamos la reflexión de contar con un Observatorio de Seguridad Vial que sea un vínculo entre los sectores para el desarrollo de acciones en esta materia, emita opiniones y sugerencias para la elaboración del o de los Programas de Seguridad Vial necesarios, brinde seguimiento y evalúe políticas, programas, estrategias y acciones al respecto, e incluso, proponga el otorgamiento de reconocimientos al sector público y privado que se destaquen en el desarrollo de acciones de seguridad vial.
Es urgente que el sueño de contar con una Ley General de Seguridad Vial se vuelva una realidad, pues llevamos más de una década impulsándola y hoy el panorama internacional expone que vamos tarde.