TODA UNA LEYENDA
Si en estos momentos se presentara un escenario apocalíptico en el mundo, uno de los pocos vehículos que sobreviviría podría sería un Wrangler. Y es que, a lo largo de 80 años, Jeep ha perfeccionado el arte de enfrentar cualquier circunstancia dentro y fuera del asfalto.
Ejemplo de ello es el Wrangler que tuvimos a prueba, el todoterreno por excelencia y sinónimo de libertad, el cual presume de un acabado estético especial, con el exclusivo color granito metálico, que aplaude los primeros 80 años de la marca.
Cuenta con un motor Pentastar V6 de 3.6 litros, dotado con la tecnología Mild-hybrid etorque que mejora su eficiencia. Además, su motor-generador eléctrico de 48 volts conectado a la polea principal del motor por medio de una correa, el cual se alimenta de una pequeña batería. Esto se traduce en una respuesta inmediata al demandar mayor empuje con el acelerador al motor de gasolina, gracias a la acción del propulsor eléctrico, que suma su fuerza para mejorar el desempeño.
Esto lo percibimos al momento de ejecutar muchas de las maniobras de rebase a las que nos enfrentamos cuando improvisamos nuestra ruta de prueba, pues la potencia eléctrica suma,permitiendo que el empuje haga acto de presencia desde la parte baja del tacómetro.
Por momentos el Wrangler se percibe más ágil y con una dosis extra de diversión, algo que engalana aún más el gran comportamiento de este vehículo.