El Sol de Hidalgo

Y la ciudad fue rojinegra

- LUIS CARLOS LEÓN LUIS CARLOS LEÓN Una anotación de Reyes y una de Julián Quiñones le dieron la ventaja al Atlas

antes del duelo lucieron repletas horas

“¡Arriba el Atlas! Acá no se cambia de colores, ¿verdad?”, se podía escuchar en la calle. Se trataba de un par de adultos mayores, quienes, sentados en una banca de concreto afuera de su domicilio, disfrutaba­n de una calurosa tarde de jueves en la Perla de Occidente.

Mientras tanto, en espacios públicos, las camisetas rojinegras eran una mayoría y familias enteras dejaban ver que se viviría una noche poco común en los más de 100 años del Atlas, pero que se repitió en menos de seis meses.

Con el pasar de las horas, el calor se incrementó, y con ello, se encendían las parrillas de los negocios aledaños al estadio Jalisco que recibieron a miles de aficionado­s de ambos bandos para preparar lonches, tortas ahogadas o birria.

Autos, motos y hasta carreolas portaban los colores rojinegros, y en el ambiente se escuchaba a lo lejos el himno del equipo rojinegro, que recienteme­nte rompió una sequía de 70 años sin ser campeón.

Por otra parte, llegaron poco a poco los aficionado­s de Pachuca, que, si bien eran poco más de 20, no dejaban que su equipo estuviera solo en una final de liga, a la que regresaron después de seis años.

A dos horas de comenzar el partido, el estadio ya tenía gente en la grada, y mientras más se aproximaba el silbatazo inicial, las tribunas del Jalisco se iban ocupando.

Pachuca no estuvo solo, pues un puñado de aficionado­s les acompañó en la tribuna y, por momentos, se hacían escuchar en la tribuna, aunque la localía apagaba los ánimos de la fanaticada hidalguens­e.

Después del silbatazo final, el Jalisco se vació, como si no hubiera sucedido nada en su césped, como si la ciudad no se hubiera pintado rojinegra.

Alo Atlas y a lo Pachuca. La Academia se encaminó a su tercer título, pues vencieron a los Tuzos 2-0, gracias a los goles de Luis Reyes, al 26´, y de Julián Quiñones, en el agregado del segundo tiempo.

Desde los primeros minutos, ambas escuadras mostraron su ambición por tomar la ventaja, aunque las ofensivas no lucieron acertadas.

Más tarde, el encuentro cayó en una baja de juego, en el que los fallos eran continuos, aunque Julián Quiñones se mostró como el más impetuoso.

Fue hasta el 26´ cuando Atlas abrió el marcador, pues Luis Reyes firmó el 1-0 con un testarazo que dejó sin oportunida­d a Ustari y provocó la explosión del estadio Jalisco.

Si Atlas tenía en el 33 a su jugador más importante, Pachuca tuvo en Kevin Álvarez al que mejor posición de ataque encontró, y en la primera mitad tuvo hasta tres ocasiones, pero en dos de ellas se encontró con Camilo Vargas.

Al 32´ Ustari salvó lo que parecía el segundo, pues en un mano a mano con Quiñones, detuvo el disparo del camisa 33. A la acción siguiente, un futbolista rojinegro mandó un cabezazo por un costado.

Sobre el tiempo agregado, el colombiano evitó dos ocasiones, la primera, ante un tiro de Álvarez; la segunda, un cabezazo de Ibáñez.

Para la segunda mitad, Almada dio entrada a Navarro, en lugar de un desapareci­do Romario Ibarra, con la intención de revolucion­ar el partido como en la semifinal ante el América.

Fue al 52´ de tiempo corrido cuando por fin se presentó una situación de peligro. Julio Furch remató de tijera y el balón golpeó la red, pero por la parte de afuera, ante el grito ahogado del graderío.

Atlas lucía peligroso, y Aldo Rocha quiso dar más ventaja a la Academia, pero su disparo salió apenas desviado del marco de Ustari.

Nicolás Ibáñez reventó el travesaño unos segundos después, luego de un zurdazo que cimbró el palo mayor de Vargas. Después, Luis Chávez intentó también desde media distancia, pero su intentó se fue por un costado.

Camilo nuevamente fue factor para evitar la igualada de Pachuca pues se estiró ante un cabezazo de Guzmán, y segundo más tarde, Álvarez nuevamente tuvo la suya, pero el disparo se fue por un costado, ante un silencio sepulcral.

Para la recta final, y con varias sustitucio­nes, nuevamente el encuentro cayó en una rutina, en la que Pachuca se acercaba al último tercio de la cancha, pero Atlas se defendía con una decena de futbolista­s.

Cuando el partido agonizaba, una cabalgada del jugador que más quiso en el atlas, Julián Quiñones, dejó sembrado a dos defensores del Pachuca y definió con calma ante Ustari, para desatar la locura en el Jalisco y encaminar la serie.

Pachuca deberá darle la vuelta al encuentro en su casa, en la que no pierde desde septiembre, para ganar el título y evitar el bicampeona­to del conjunto rojinegro.

Guillermo Almada y Diego Cocca en el saludo antes de comenzar el encuentro de Zorros y Tuzos

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/RAMÓN ROMERO
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HÉCTOR SANTOY Las inmediacio­nes

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