La defensa del INE ante una reforma “fuera de lugar”
Desde hace algunas semanas ha tomado fuerza el tema de la propuesta de reforma electoral, enviada en abril al Congreso por el Presidente de la República, la cual plantea modificaciones en 18 artículos constitucionales y siete artículos transitorios, entre los que destaca la desaparición del Instituto Nacional Electoral (INE), órgano encargado de organizar las elecciones en México, y sustituirlo por el llamado Instituto Nacional de Elecciones y Consultas (INEC).
Sin embargo, al leer la iniciativa de reforma de forma detallada, considero que dista de mucho de la realidad y de las posibles consecuencias generadas por esta, la reforma no sólo replantea hacer cambios en un organismo que funge como regulador en los procesos electorales, sino que además atenta de forma directa a la credibilidad de la autonomía y democracia de los ciudadanos.
Nuestro país vive retos importantes en materia de seguridad, desigualdad y de corrupción, es importante que el debate acerca de la democracia crezca y esta se fortalezca, por lo que acciones como estas vulneran la democracia y la libre elección de la ciudadanía en México.
La autonomía de organismos como el INE, representan un respaldo para los mexicanos, por lo que la reforma debe de ser planteada bajo la opinión y respeto de los mismos. Podemos observar que, en la integración de las iniciativas de reforma electoral, ningún partido o legislador ha considerado a la ciudadanía, lo que refleja una actitud autoritaria que no contribuye a la construcción de una democracia sólida y de largo alcance que garantice mejores condiciones para los mexicanos.
Considero firmemente, que no es momento de una reforma en la materia, pues el sistema electoral funciona y ha permitido que México viva procesos confiables y de alta calidad, donde el actuar de los organismos, garantiza que las elecciones están en manos de la ciudadanía y no de las autoridades.
Las consecuencias son muchas; contar con un sistema presidencialista, con poderes exacerbados donde no existe equilibrio. Un sistema de partidos políticos poco regulados en cuanto a rendición de cuentas y selección interna de candidatos. Un sistema de justicia, seguridad, contención y combate al crimen que no funciona, y, por último, la desigualdad.
Aunque la reforma no sea aprobada, el INE se encuentra en riesgo, al plantearse la posibilidad de interferir en las actividades de un organismo autónomo.
Los mexicanos no queremos, ni merecemos regresar a los tiempos en donde el mismo gobierno organizaba las elecciones, ni en que los consejeros del instituto electoral eran electos por los partidos políticos.
Es necesaria la participación de los ciudadanos en las decisiones que refieren a la democracia del país. El panorama actual de México es de participación y representación de nuestro país a nivel mundial, como lo podemos observar en los eventos deportivos de este tiempo. Para mostrar un país fuerte y representado por sus ciudadanos, primero debemos de tener bien puesta la camiseta en defensa del INE y hacer valer nuestros derechos, pues México necesita que el árbitro electoral permanezca neutral, para lograr la adecuada organización de elecciones y capacitación de ciudadanos. La reforma electoral, está “fuera de lugar”.