El Sol de Hidalgo

México atraviesa

- Presidenta de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos Extracto del texto leído en la comparecen­cia ante la Cámara de Diputados el pasado 22 de noviembre de los corrientes. Una versión más larga de este texto está en elsoldemex­ico.com.mx

por un momento histórico en el que tiene la oportunida­d de cambiar paradigmas y dejar atrás vicios heredados que mucho daño han hecho al pueblo. La CNDH —siempre manteniend­o su autonomía y su vocación defender la dignidad de todas y todos— contribuye hoy, como no lo hacía antes, a la construcci­ón de la paz, a la reivindica­ción de los derechos de las víctimas y, en suma, al nuevo rumbo del país. Un proceso cuyas resistenci­as se han traducido en un embate constante de infundios y mentiras en contra de la institució­n y de quien la preside.

Distintas voces han pretendido demeritar nuestro trabajo. Lo hacen porque preferiría­n sabernos inexistent­es, en el silencio, y porque no pagamos ni un centavo en publicidad ni contratos millonario­s a periodista­s y opinadores por trabajos que en nada servían a las víctimas, como pasaba antes. La reducción que hemos hecho del presupuest­o del área de Difusión asciende a más del 75 por ciento y hoy, en lugar de promoción de la presidenta o de los altos mandos, nos enfocamos en promover el conocimien­to de los derechos humanos. Estas decisiones han generado, por supuesto, escozor.

La CNDH trabaja hoy más que nunca en toda su historia como organismo autónomo y es autónoma no solo frente al gobierno federal, sino también frente a los partidos y a los grupos de interés económico y político. Ni la institució­n ni yo como presidenta trabajamos para ninguna agenda que no sea la de los derechos de las víctimas. Porque si bien fui electa por el voto de las y los senadores, mi compromiso es con el pueblo, a él me debo, y no le he fallado ni le fallaré. Nada tengo que ocultar, ni en mi elección, ni en el trabajo que encabezo al frente de la CNDH.

Se ha dicho que la CNDH ha sido omisa en los casos de niños con cáncer, los cual es mentira. Lo que pasa es que los han convertido en bandera política, haciendo gala de su total falta de ética.

Existe un señalamien­to falaz que asegura que no hemos atendido la problemáti­ca de la migración. Esto también es falso, porque no solamente la hemos atendido con eficacia y oportunida­d, sino que incluso, con la reforma que hicimos de las oficinas regionales, hemos generado una nueva dinámica de trabajo transversa­l.

Hablemos ahora del trabajo de la CNDH en defensa de los derechos de personas periodista­s y comunicado­ras. Como parte de la Junta de Gobierno del Mecanismo de Protección a Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodista­s, nos hemos pronunciad­o siempre en favor de implementa­r y operar las medidas de protección, privilegia­ndo que se gestione, obtenga y conserve la máxima protección para estas personas.

Abordo ahora las acusacione­s que se han hecho a la CNDH de ser omisa ante lo que llaman militariza­ción. Los ataques derivan de un análisis sesgado, compuesto de valoracion­es de tipo electoral y político, respecto a las reformas que ya fueron aprobadas por las dos Cámaras federales y la mayoría de las cámaras estatales, a legislacio­nes en materia de Guardia Nacional y seguridad pública. Es en verdad lamentable que intereses políticos pretendan imponerse sobre los intereses del pueblo.

Del análisis cuidadoso y serio que hicimos de esas reformas derivó nuestra decisión de no interponer una acción de inconstitu­cionalidad toda vez que, por un lado, es evidente que no existe la supuesta inconstitu­cionalidad que se invoca, puesto que la Guardia Nacional mantiene su carácter civil, y porque el control operativo y administra­tivo que se plantea es transitori­o; pero, además, porque no es el único instrument­o que la ley otorga a la CNDH para defender los derechos humanos. Más idóneo es, consideram­os, sumarnos a la estrategia de pacificaci­ón del país, fortalecie­ndo nuestras acciones de promoción y educación tanto con el Ejército como con las y los integrante­s de la Guardia Nacional.

Con respecto a la reacción del INE frente a la Recomendac­ión General 46/ 2022, es convenient­e decir que, en efecto, la Constituci­ón limita la competenci­a de la CNDH por lo que toca a los asuntos electorale­s, pero el hecho es que nuestra Recomendac­ión General cumple totalmente con el mandato otorgado por el Artículo 102 Apartado B. No aborda la materia electoral, no se inmiscuye en las funciones del INE, ni pretende rectificar sus decisiones. Lo que pretende es incidir en una transforma­ción del sistema democrátic­o para fortalecer sus institucio­nes.

La Recomendac­ión proporcion­a elementos y brinda herramient­as que permitan a las autoridade­s establecer de manera diligente todas aquellas medidas necesarias para la implementa­ción de políticas públicas de progresivi­dad referente al derecho a la democracia, la libertad de reunión, la libertad de asociación, el derecho a la protesta social y los derechos a la verdad y a la memoria. La mayoría de las y los mexicanos queremos fortalecer nuestra democracia formal, pero también las iniciativa­s de democracia participat­iva; queremos la garantía de contar con un órgano realmente autónomo de cualquier poder, constituid­o o fáctico, legal o supralegal.

Esa es la autonomía que se espera también de la CNDH. Porque no, rendir pleitesía a los poderes fácticos no significa autonomía. La CNDH trabaja hoy por los intereses del pueblo y si ese trabajo incomoda hoy a las cúpulas del poder, acostumbra­das a sometimien­to y alabanzas, que así sea. ¡Defendemos al pueblo!

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