Los ciudadanos de Irapuato, los
de comunidades y municipios cercanos que vienen a realizar sus compras de diversos productos a la ahora industrial y comercial cabecera de la tercera ciudad más importante del estado de Guanajuato, manifiestan su enfado, debido a que las vialidades de todos los puntos cardinales, se encuentran obstruidas por las obras de modernización de las mismas. Hay quejas porque de buenas a primeras, sin señalamiento alguno, las calles y avenidas, de pronto son cerradas a la circulación vehicular.
Si bien es cierto que el actual presidente del municipio, ha considerado como prioritarias las mencionadas obras, ya que es el ramo de la construcción su profesión, deja mucho que desear en cuanto al orden, señalización y rapidez con que se están realizando; faltaría verificar la calidad de los materiales y su duración, en una ciudad que crece aceleradamente. Los trabajadores que deben trasladarse en su propio vehículo de un lado a otro de la ciudad, sufren con desesperación los tormentosos embotellamientos; los tiempos de traslado aumentan de pronto porque la ciudad está partida en sus vialidades. Quienes se trasladan a sus labores en el transporte público, camiones o taxis, se ven peormente afectados. De por sí que Irapuato ha tenido este problema que actualmente se ha visto multiplicado por el cierre de un carril de las avenidas principales o ambos, pero también en las calles que han sido de en uno o doble sentido.
Preguntémosles a los padres de familia qué ocurre a las llamadas horas pico en que deben llegar con puntualidad a dejar a sus menores hijos a la escuela; muchos llegan tarde, ocasionándoles a padres de familia y alumnos serios problemas por la impuntualidad o en algunos casos optan por ya no llegar a la escuela, quedándose los menores sin sus clases del día.
Las obras, aunque sean necesarias, deben planearse y anunciarse con la debida anticipación por todos los medios al alcance de todo mundo y realizarse con rapidez; terminar un tramo, ponerlo en servicio y luego empezar otro. Dejar en su lugar lo que sirve, como banquetas y ¿Han medido las autoridades municipales los daños y afectaciones por la “modernización” de calles y avenidas?
El tema de la seguridad en Irapuato parece haber sido soslayado.
Nuestra esperanza para la seguridad, está puesta en la policía militar.
guarniciones para optimizar el dinero y no demoler hasta lo que hace poco se hizo y estaba en buen estado.
¿Quién garantiza que en las próximas elecciones volverá a tener el cargo que hoy ostenta? ¿Su posible sucesor dará continuidad a las obras donde ahora están profundas zanjas y montones de piedras y escombros? Por cierto que, todo esto, también provoca frecuentes accidentes y daños a los vehículos.
¿Y LA SEGURIDAD DE IRAPUATO, QUIEN LA RESOLVERÁ? La ciudadanía del municipio de Irapuato sigue sufriendo mientras tanto, en carne propia, el problema de la inseguridad. Diariamente vemos en los periódicos como El Sol de Irapuato y escuchamos en Radio noticias, la multitud de acontecimientos delincuenciales que ocurren a toda hora
LA ESPERANZA PARA LA SEGURIDAD
ESTÁ PUESTA EN LA POLICÍA MILITAR, SIN
EMBARGO AÚN NO SE VEN RESULTADOS.
Urge la coordinación de las fuerzas de seguridad del estado, las municipales y las castrenses. De gran importancia es que la seguridad y la confianza sean devueltas a la ciudadanía. El aseguramiento de vidas humanas que desafortunadamente se han visto amenazadas por el crecimiento de actos criminales que a diario ocurren en nuestro municipio y a lo largo y ancho del territorio guanajuatense.
El hartazgo, el miedo y el terror por tantos y tantos acontecimientos donde corre la sangre y se pierden vidas de mujeres, niños y adultos que nada deben pero mucho temen, ha llegado a índices antes insospechados. Ojalá y pronto la realidad vivida y sentida por los irapuatenses sea en el sentido de poder vivir en paz bajo un clima de seguridad que tanta falta nos hace.